Míchel González, entrenador del Málaga CF, ya no es intocable. El madrileño recibió durante el partido contra el Levante sus primeros pitos desde que dirige la nave blanquiazul, al que llegó la pasada temporada en el mes de marzo con una situación muy difícil y que finalmente supo enderezar para mantener al conjunto blanquiazul en Primera.

Si bien es cierto que no fue un grito global de todo el estadio, si no un sector de la afición la que entonó el «¡Míchel vete ya!» durante los minutos finales del empate contra el Levante, y que bien pudo acabar en derrota si Roberto no salva al equipo en el descuento con una parada milagrosa.

Los cánticos empezaron en un sector de la grada, pero poco a poco se fueron extendiendo a otras zonas del templo malaguista, lo que dejó un ambiente enrarecido a una noche en la que el Málaga CF no fue capaz de sumar tres puntos vitales para la permanencia.

Nadie es intocable en el club de Martiricos y la afición, soberana y con motivos más que suficientes para quejarse, ya ha cargado contra todos los estamentos posibles. Primero fue Abdullah Al-Thani, presidente y propietario del club y quizás principal culpable de la mala gestión de la entidad en los últimos tiempos y por ende del devenir del primer equipo. Después la afición culpó a los jugadores y así se lo hizo saber durante el duelo ante el Leganés de hace varias jornadas, pero hasta el viernes Míchel había sido «intocable».

Lo cierto es que el técnico, que ante el Levante no supo dar con la tecla para superar la maraña defensiva que instaló Juan Ramón López Muñiz y su Levante en La Rosaleda, sale tocado de este empate. La semana que viene el Málaga CF visita Anoeta, por lo que el entrenador no se tendrá que someter a un nuevo juicio público. Pero si ante La Real Sociedad no consigue un buen resultado, la siguiente jornada en Martiricos, con derbi ante el Betis, al técnico se le mirará con lupa.

De momento, el «¡Míchel vete ya!» del viernes parece un aviso, pero si continúa la mala dinámica del equipo (suma dos empates consecutivos en Martiricos en Liga y Copa) se puede hacer viral y Mario Husillos, director deportivo blanquiazul, tendrá que plantearse qué hacer con el técnico.

Desde su llegada, el directivo argentino argumentó que una de las razones por las que Míchel era intocable pese a los malos resultados era la comunión que existía con la afición. Ahora, visto que el equipo no termina de salir del pozo, esa buena sintonía público-Míchel empieza a deteriorarse y veremos cómo termina.

De momento, en las oficinas de Martiricos hay relativa calma al respecto. Saben que la situación es complicada y siguen pensando que Míchel es la persona indicada para sacar la situación adelante. También en el vestuario están con el entrenador. Pero si la afición se vuelve en contra de Míchel, será complicado que Husillos pueda mantenerlo en el cargo.

En todo caso, Al-Thani es el que tiene la última palabra y ya ha demostrado frialdad y templanza a la hora de tomar decisiones de este tipo. Míchel sigue siendo el entrenador del Málaga pero parte de la afición, y ya no solo en las redes sociales, están dejando de creer en él.