La semana de la ilusión se ha convertido en la semana de la realidad. El Málaga está muerto. El Betis le metió en el agujero, tras el enésimo recibimiento de su afición, y el Alavés clavó este jueves por la noche los clavos en el ataúd. El equipo echa el cierre a 2017 con 11 patéticos puntos en 17 partidos y es penúltimo en la clasificación. Lleva toda la temporada en puesto de descenso. Y con la sensación, visto lo visto en Mendizorroza y ante el equipo bético, que no hay fútbol ni ideas ni banquillo ni entrenador ni una plantilla suficientemente digna y competitiva para quedarse en Primera. Es, pues, tiempo de pasar a la acción. De tomar decisiones.

Míchel rescató al Málaga de la ruina el pasado curso y lo ha devuelto al lodo. Los motivos son obvios y ya están analizados, contados y son tangibles Su continuidad parece ya insostenible: el fútbol son resultados. Y el Málaga se va a Segunda por el sumillero. El propietario debe, desde Doha, pelear por su club. Al-Thani se cargó la plantilla este verano y ahora debe dejar trabajar a los profesionales. El dueño ha permitido que le descabecen la plantilla, ha malgastado el dinero, trajo a chicos sin experiencia para paliar la salida de vacas sagradas del malaguismo y ahora se le ha quedado un club de pandereta. Nadie que mueva hilos en la Liga y sin una cara visible en la Federación. Sin voz ni voto ante el estamento arbitral. Al-Thani, mientras espera la resolución judicial que le puede dejar sin el 49% del club, debe decidir si pone pasta y mueve el árbol o pierde el maná de la televisión en Segunda. Y esos son muchos millones. Y me temo que algo más... Su inacción es desesperante.

El papelón es ahora para Mario Husillos. Él no hizo esta plantilla. Él no es responsable de este desaguisado. Pero desde el mismo momento en el que cogió el avión en Atenas, abandonó el Olympiacos y se presentó en La Rosaleda es también responsable de lo que ocurra. Y a Husillos hay que pedire y exigirle. Encontró a Ignasi Miquel, que parece aprovechable. Y ha vuelto a confiar en Iturra, con más años, menos pelo, con más kilos y menos fútbol. Hay que verle en el campo. Si de su chistera no saca un par de conejos blancos, relucientes y magníficos, el año que viene será el director deportivo de un equipo que tiene una afición descomunal en la ciudad más bonita de España en la Segunda División del fútbol español.

Y, por cierto, la plantilla, ya está de vacaciones. La fecha de vuelta es el 28 de diciembre por la tarde. Una semana de relax para ellos. ¿Se la merecen? El 25 por la tarde, tras cenar con la familia en Nochebuena, en el estadio de atletismo. Si hubiera ahí en el club alguien con mando. Por mucho convenio colectivo del sindicato de futbolistas que proteja su descanso navideño. A correr. A bajar el turrón. Y a sacar al Málaga del agujero en el que ellos, también, le han metido.