Míchel González, entrenador del Málaga CF, volvió a conducir ayer al equipo a un nuevo traspié tras el encuentro ante el RCD Espanyol (0-1), y su salida del Málaga está más cerca que nunca, después de que La Rosaleda le señalara anoche de forma definitiva y de que la propiedad haya dejado de creer en su proyecto blanquiazul. La incógnita ahora es si el entrenador que sacó del pozo al equipo el pasado curso y que esta campaña lo ha devuelto a puesto de descenso se sentará el viernes en el banquillo del Málaga en su choque ante el Getafe. Todo hace indicar que sí, pero nada es descartable en esta situación tan compleja, con la grada mostrando colmillos y Míchel hablando en sala de prensa de la propiedad.

Tanto la secretaría técnica, en manos ahora de Mario Husillos, como la propiedad han respaldado en todo momento el trabajo del madrileño, pero La Rosaleda dictó anoche sentencia, con gritos de «Míchel, vete ya». Los cánticos comenzaron a los 5 minutos, justo tras el gol de Darder, y luego se repitieron en diversas fases del choque ante los espanyolistas, justo en la recta final. Al grito de «Míchel, vete ya» le siguieron los de «Al Thani, vete ya», «Jugadores, mercenarios» y «Esa camiseta no la merecéis», también en referencia a la plantilla blanquiazul.

Visto el apoyo, público y por redes sociales, desde los diversos estamentos del club al técnico, sólo La Rosaleda podía tensar la cuerda. Y la nueva derrota del equipo prevé una resolución del contrato más pronto que tarde. El equipo suma 11 puntos en 18 partidos y se va a cinco de la salvación de la categoría. Ahora es una cuestión que es, a estas horas, puramente económica. Entre el sueldo que le resta por recibir de aquí a final de curso y el finiquito del despedido la suma supera el millón y medio de euros. Una cantidad de la que el club no dispone y que debería negociar con Míchel. A esto hay que sumarle que el fichaje de un nuevo técnico implicaría una nueva inversión, y el Málaga está ya al límite salarial.