El fútbol está lleno de historias increíbles. Como la del Leicester ganando la Premier League cuando nadie daba un duro por ellos, o aquella de la Dinamarca de los Laudrup -Michael no la jugó por desavenencias con el seleccionador- conquistando la Eurocopa del 92 pese a que su plantilla llevaba días en la playa de vacaciones. También está la del mítico Nottinghan Forest de finales de la década de los 70 con sus dos Copas de Europa tras subir directamente de la Segunda inglesa a los altares del balón, e incluso la del propio Málaga CF, que un día apareció de la nada para codearse con los mejores de Europa, aunque después volvió a las tinieblas en un acto románticamente futbolístico que aún recibe alabanzas.

Sí, el fútbol es mágico porque detrás de tanto dinero y glamour, hay pasión. Y a eso se agarra el malaguismo esta tarde de invierno, a comenzar lo que se espera que sea la mayor de las remontadas jamás contadas. La de un equipo que completó una primera vuelta de desahucio y que espera redimirse con una segunda de campeonato. Es difícil, sí, pero no es imposible. Y por eso la batalla apunta a guerra épica.

Hoy debe comenzar el tortuoso camino hacia la salvación. Y la primera piedra es más compleja de subir de lo que más de uno se piensa. Se cruza en el camino el Girona, uno de los equipos revelación del campeonato que a estas alturas ya no sorprende a nadie, pero que no es un buen invitado para comenzar a sumar de a tres.

Porque el objetivo, llegados a este tramo de la temporada, es ganar. Sea como sea. Por lo civil o por lo criminal. De penalti injusto o con un gol en clamoroso fuera de juego. Los tres puntos deben ser innegociables para un equipo al que le queda un hilo de vida hasta que le desenchufen de la máquina.

Alguno pensará que a qué viene este optimismo desmesurado. Y es que el Málaga, pese a todo, sigue siendo colista con 12 puntos y está a seis de la salvación. Pero algo ha cambiado en este equipo y en esta afición. De momento es sólo un movimiento entre bambalinas pero que espera tomar forma a partir de esta tarde.

Y es que el cambio de guión del pasado lunes en Ipurúa fue un sopo de aire fresco en el malaguismo. Poquito fue suficiente para levantar el ánimo de la tropa, pensar que hay algo a lo que agarrarse y tener la sensación de que se la pelea ya es algo que vendrá de serie. El empate hizo más bien que mal y hoy debe conseguirse ese pequeño pasito hacia el frente para volver a engancharse a la competición.

Para la cita hay un invitado de lujo. Y es que Samu García, el último en llegar, está alistado para la batalla. El malagueño es otro de los clavos ardiendo a los que se agarra el malaguismo. Pero Jose González amenaza con repetir once. Sería lo lógico. Ha citado a 19 jugadores y deberá hacer un descarte. Aunque Rolón y Cifu, que están con un pie fuera, podrían ser alguno de los elegidos.

En el rival, el Girona, vuelve Stuani. Tiene Machín las bajas por sanción de Juanpe y Aday Benítez, pero lo más peligroso es que los catalanes llegan sin presión alguna, con las piernas sueltas. Demasiado peligrosos.