Nadie a día de hoy tiene la certeza de que el Málaga CF va a descender a Segunda División o de que va a lograr la permanencia. Todo apunta, no nos engañemos, a lo primero. Porque si un equipo pretende salir del pozo, ganar ocho o nueve partidos de aquí al final de temporada y remontar los siete puntos que tiene de distancia con la salvación (hoy pueden ser más dependiendo de lo que haga el Levante), no puede permitirse el lujo de dejarse llevar tras adelantarse en el marcador.

Porque el Málaga ayer perdió penalizado por 30 minutos indignos, de estupor y lamentables después de que En-Nesyri lograra lo más difícil: adelantarse fuera de casa. El Málaga desapareció y el peor Athletic en muchos años consiguió remontar antes del descanso ante una defensa de chiste.

Una vez más, lo mismo de siempre, las mismas caras de lamentación y los mismos fantasmas. De un plumazo, el Málaga echó por tierra la buena imagen mostrada ante el Valencia, donde solo la figura del árbitro privó al equipo de algo más.Porque una vez más un cúmulo de circunstancias propiciaron que el Málaga besara la lona ayer en la Catedral. No sé en qué orden de importancia, pero la nefasta media hora planteada tras adelantarse en el marcador y posterior remontada local, la lesión de Adrián en los primeros minutos, permitir que En-Nesyri lanzara uno de los penaltis más trascendentales de la historia reciente del club cuando no es uno de los señalados o que después sea expulsado por una chiquillada, un sinfín de ocasiones al limbo y así un infinito de cuestiones que se suceden partido a partido y que determinan que el equipo sea colista por méritos propios.La historia de siempre

La historia volvió a repetirse como sucede con este Málaga cada fin de semana. Misma historia frente a camisetas de colores diferentes. Y eso que el Málaga, tras el ridículo de la primera mitad, salió después del descanso con otro talante. Sometió a un Athletic que es un flan y que solo sobrevivió gracias a la falta de puntería visitante y al acierto del porter Kepa, que fue un muro en el que se estrellaron una y otra vez los delanteros blanquiazules. Penalti parado incluido.

Lo cierto es que el Málaga hizo méritos para llevarse, cuanto menos, un empate de San Mamés, pero una vez más se fue de vacío y suma otra jornada más en la que el nuevo entrenador no estrena su casillero de triunfos y ya van seis encuentros desde que José González sustituyó a Míchel en el banquillo blanquiazul. El partido fue una montaña rusa entre dos equipos con la moral por los suelos. Cuando dos escuadras de capa caída se miden puede pasar que sea un tostón o lo que sucedió ayer, una locura con goles, remontadas, penaltis errados y expulsiones. En ése desorden ya hemos visto que el Málaga se desenvuelve peor que Rajoy con el inglés y no supo darle la pausa y el temple necesario cuando se le puso el partido de cara.

Tras el obligado cambio de Adrián por Lacen, esta vez sí acertó el gaditano al dar entrada a Diego Rolan, que también aprovechó el agujero que una y otra vez dejaba Lekue por el carril zurdo rojiblanco. Tardó en darse cuenta Ziganda, que tuvo que ver como el jugador vasco cometía un penalti absurdo sobre Rosales para corregir la situación.En-Nesyri

Mención aparte tiene la del penalti fallado por En-Nesyri. Más allá del acierto de Kepa al atajarlo y la valentía inconsciente del marroquí para lanzarlo, ahí fallaron los códigos internos del vestuario. El canterano no es uno de los señalados para ejecutar penas máximas en este equipo y Chory Castro debía haber sido el que lo chutara. En-Nesyri es joven, atrevido y hasta la acción del penalti estaba siendo el mejor, pero jugadores con más galones e incluso el entrenador nunca debieron dejarle que se saliera con la suya. Después, para más crueldad, el canterano acabó expulsado por una chiquillada y desarmó cualquier atisbo de remontada. La historia de siempre.