Regatear el sonrojo y evitar certificar los peores números de la historia no es una batalla menor para este Málaga CF que ya vislumbra la Segunda División. La poca tela que queda que cortar para el conjunto de José González hace referencia al honor y a la profesionalidad.

Y en ese sentido, el equipo blanquiazul tiene algunos retos abiertos de dudosa honorabilidad, pero sin duda ineludibles. El más reciente es el de acabar con la alargada racha de partidos sin ganar, que se extiende al pasado 10 de diciembre tras vencer en San Sebastián. Otro es acabar con la sequía goleadora, que vuelve a estar abierta y que ya registra los peores dígitos del curso con 437 minutos sin marcar. Pero una de las más dolorosas es la de perder una y otra vez en casa. El Málaga, en las últimas jornadas, sólo sabe hincar la rodilla en Martiricos y está registrando sus peores números como local.

De hecho, su récord negativo en casa es de cinco derrotas consecutivas, en la temporada 2010-11, con la llegada de Al-Thani al club y con Jesualdo Ferreira en su estreno liguero.

Valencia, Sevilla, Villarreal, Real Madrid y Real Sociedad fueron los verdugos entonces, aunque en el sexto partido de local se ganó al Levante. En esta ocasión está a un paso de igualarlo tras caer en las cuatro últimas jornadas en La Rosaleda contra Atlético de Madrid, Valencia, Sevilla y Barcelona.

También ronda sus peores números sin ganar en casa. Hasta en 10 jornadas estuvo sin conseguir un triunfo entre final de la temporada 09/10 y comienzos de la campaña 10/11. Ahora suma ocho, ya que no gana en Martiricos desde noviembre, justo hace una vuelta.

Este domingo, contra el Villarreal, el conjunto blanquiazul tiene la oportunidad de resarcirse, de volver a ganar y de poner los contadores a cero. Pero no será nada sencillo ya que los amarillos habitualmente suelen tener un papel destacado en Málaga.

En 15 visitas del Villarreal a La Rosaleda, los amarillos han sacado algo positivo en diez ocasiones. De hecho, el Málaga no gana al submarino desde hace cuatro temporadas, cuando ganó 2-o con Bernd Schuster en el banquillo. Es un rival en forma y con aspiraciones europeas, lo que implica una mayor complejidad.