La Segunda División ya le ha abierto sus puertas de par en par al Málaga CF y una vez consumado de manera oficial el descenso, queda analizar el futuro más inmediato y calibrar las opciones de ascenso inmediato por parte de la entidad malaguista. En ese sentido, el conjunto blanquiazul ya se ha puesto manos a la obra para intentar que su paso por el infierno se reduzca a una sola temporada. Sin embargo, los precedentes no son precisamente todo lo halagüeños que se esperaba ya que descender de Primera no es sinónimo de ser un 'gallito' en Segunda y ni mucho menos de volver en sólo un año a la elite.

La categoría de plata se ha convertido en los últimos años en una de las Ligas más competitivas del planeta. Una campaña larga -42 jornadas más el hipotético play off de ascenso-, equipos con presupuestos limitados y muy similares, rivales con pedigrí histórico o la simple igualdad sobre el césped de los 22 equipos en liza hace minimizar las distancias entre los primeros y los últimos para dejar un escenario complejo a cualquier equipo.

En ese sentido, el efecto «rebote» de bajar y subir al año próximo no es tan común como se podría pensar y sólo cinco equipos de 21 posibles lo han logrado en los últimos años. Dos equipos -los dos primeros- ascienden de manera directa a Primera. Mientras que la tercera plaza se dirime en un play off entre el tercero y el sexto clasificado.

El Málaga CF y el malaguismo debe ser consciente de que el camino por el infierno no es un paseo por las nubes. De hecho, son numerosos los equipos que se quedan anclados en Segunda División e incluso que acaban con sus huesos en la categoría de bronce -Segunda B-.

Desde que se instaurara el actual sistema de competición en Segunda, en siete temporadas, desde la 2010-11 a la 2016-17, únicamente en seis ocasiones de 21 posibles se ha dado la circunstancia de que un club que cedía su espacio en Primera retornaba a ella en el siguiente curso futbolístico. Getafe, Levante, Betis, Villarreal y Deportivo de La Coruña protagonizaron la gesta. Mención especial merece el caso del cuadro gallego, que ha logrado ese hito en dos ocasiones con el actual sistema de competición en Segunda.

El Dépor, en esas temporadas a las que nos referimos, actuó como un auténtico equipo ascensor. En el ejercicio 2010-2011 no escapaba de la quema del descenso y acompañaba al Hércules y al Almería a la categoría de plata. Se repuso enseguida de ese golpe moral y recuperaba su espacio entre los grandes rápidamente al campeonar en Segunda el curso siguiente. Pero también fue efímera su vuelta a Primera en el ejercicio 2012-13, al no conseguir salvarse.

Y como ocurría la vez anterior, el club gallego se ganaba otra vez el honor de codearse con la élite al ascender de forma directa -segundo clasificado- justo un año más tarde.

Si reseñable es el caso del Deportivo de La Coruña, también destaca lo ocurrido la temporada pasada. Hasta dos conjuntos que habían perdido su plaza en la Liga de las Estrellas retornaban rápidamente a ella: Levante y Getafe.

Granotas y madrileños acompañaban al Rayo Vallecano por aquel entonces dirigido por Paco Jémez caminito de Segunda al final de temporada 2015-16. Y 365 días después hacían el viaje de vuelta de la mano del Girona.

Cuidado con caer más abajo

Si subir en sólo un año es complicado, caer al pozo de Segunda B, de primeras, también. Sólo dos clubes han sufrido una caída sin frenos desde Primera a la categoría de bronce desde el actual sistema. Uno de ellos fue el CD Tenerife. El cuadro chicharrero perdía su sitio entre los grandes en el ejercicio 2009-10 y en el 2011-12 ya era de Segunda B. Lo mismo le ocurría a otro histórico del fútbol español, el Racing de Santander, que todavía sigue en esa categoría semiprofesional y hasta hace relativamente poco, en 2012, paseaba su nombre por estadios como el Santiago Bernabéu o el Camp Nou. El caso del Mallorca también es llamativo, de estar jugando la previa de la Liga de Campeones a estar ahora en Segunda B.

Esta temporada, los clubes que descendieron a Segunda tienen un camino irregular. El Sporting es segundo clasificado -empatado con el Huesca, tercero-. Pero el Granada es octavo -fuera de los puestos de play off-, mientras que Osasuna es décimo. Sin duda, no son los grandes favoritos para luchar por el ascenso cuando restan seis jornadas de Liga.