Seguro que lo recuerdan, el último partido del año 2017 que jugó el Málaga CF, que lo hizo en Mendizorroza contra un Deportivo Alavés con el que prácticamente estaba empatado en la zona de descenso. Aquella «final» sirvió para lanzar al equipo que entonces ya dirigía a Abelardo el 21 de diciembre, pero también para hundir al equipo que entonces aún dirigía Míchel.

El Málaga perdió en Mendizorroza por 1-0, tras un partido en el que Munir falló algunas ocasiones clamorosas, pero acabó perforando la portería de Roberto. El Málaga no mereció ganar. Venía de caer días antes (un lunes) contra el Betis, y las sensaciones no eran nada halagüeñas para medirse ante un Alavés que comenzaba a remontar el vuelo.

Y así fue. Antes de arrancar el partido, el Málaga era penúltimo con once puntos, mientras que el Alavés era antepenúltimo con 12. Ahora, una vuelta después, la distancia se ha convertido en todo un abismo demostrando que los vascos sí supieron hacer las cosas bien a tiempo (cambiar de entrenador antes, elegir bien su sustituto y moverse con certeza en el mercado de invierno). El Alavés, ya salvado, cuenta con 41 puntos en su casillero (29 puntos desde entonces), mientras que el Málaga, ya descendido, sólo tiene 20 y es colista. Las diferencias, más que nunca, son notables entre unos y otros.