Hace tiempo que el Málaga CF es el hazmerreír del fútbol español. Esa penitencia la lleva ya colgada el abonado y aficionado blanquiazul. Pero todas las extravagancias y pataletas o torpezas del club se han solapado con un pasado brillante, henchido de orgullo, aún con el recuerdo de la Champions, y con un equipo que ha estado en Primera, siempre en la parte media. El problema es que en Segunda, tras el ridículo de esta temporada, todo lo que venga de «regalo» duele. El circo malaguista es, a partir de ahora, insoportable e intolerable. Porque en Segunda, los palmeros se quedan sin manos y al sheikh Al-Thani se le acaban los que en manada le reían las gracias. Todo el tiempo ganado para planificar un proyecto serio en Segunda División tras la horrorosa temporada del Málaga CF ha saltado por los aires. Un tuit tiene la culpa. Un tuit cobarde de un propietario al que ya ni hacen caso sus trabajadores y que se ve en la obligación de hacer pública su decisión.

El Málaga va cuesta abajo y sin frenos desde hace tiempo. Sin cabeza ni cerebro, sin nadie en Martiricos con cargo y presencia, con un propietario en el exilio y unos hijos desnortados. Hay un abogado que hace de director general y había un director deportivo al que, al menos, los empleados ponían boca, ojos y mando. Está por ver cómo se negocia la salida de Husillos, que es más digno que Arnau, aunque no acertara con José González ni con la mitad de los refuerzos del mercado invernal. Husillos es culpable de lo que es, que es mucho.

El problema es que no extraña ni lo del tuit de un señor que vendió la mitad del club por un euro y por el que ahora litiga en los tribunales ni que desacredite el trabajo de un hombre de su, en teoría, plena confianza. Es un circo que no hace gracia. No veo a un director deportivo serio, formal y capacitado aceptando una propuesta de un presidente que te va a poner a los pies de los caballos a las primeras de cambio. Cuando no le guste un entrenador porque, simple y llanamente, no viene del Madrid. Ni a un míster riguroso y con cacheé entrando por el aro. Al-Thani va a lograr que al Málaga sólo pueda venir lo peorcito de cada casa. Y ya hemos visto su «vista» a la hora de fichar los recambios de vacas sagradas que vendió en verano: Esteban Rolón y Emanuel Cecchini.

Que haga con el club lo que quiera es, hasta cierto punto, lógico. Para eso es suyo y, si quiere, le pone a sus hijos un sueldo de 1,4 millones de euros (más imprevistos). Y, si lo desea, se puede cargar a Husillos, a José, a Juanpi o al taquillero. Pero su juicio está en seria duda. Su capacidad para dirigir un organigrama de un club de fútbol de elite, y desde la distancia, dista un mundo de lo mínimamente exigible. Tuitear que éste o aquél o Fulanito o Menganito no vendrá al Málaga transmite una sensación de casposidad y deterioro que ni el Málaga ni el malaguismo se merecen. Parece un mal chiste del club de la comedia. No de un club serio de fútbol de Primera División. Perdón, de Segunda.