Rusia está de moda en la Costa del Sol. Su población constituye un creciente mercado para los empresarios españoles. Los rusos están considerados unos clientes exigentes, que no se conforman con cualquier producto. Más bien apuestan por adquirir bienes y servicios de alta calidad. Y, ahora, también empiezan a caracterizarse por ofrecerlos.

El número de negocios rusos en Marbella no es elevado. Las asociaciones empresariales de la ciudad no cuentan, en su mayoría, con socios de esta nacionalidad. Apenas llegan al 1%. Pero su actividad comienza a hacerse notar con la apertura de inmobiliarias, bufetes de abogados e incluso algún comercio de alimentación en pleno centro.

Por sectores, destacan los de la importación y exportación de productos como zapatos o vinos, entre otros. Pero sobre todo en materia de construcción, según indicó a La Opinión de Málaga el abogado experto en Extranjería y presidente de la Asociación de Extranjeros en la Costa del Sol, Ricardo Bocanegra.

«Probablemente sea el sector inmobiliario en el que se han embarcado más. Tienen buenas relaciones en su país y buenos contactos aquí», argumentó.

La reciente celebración del Russian Meeting Point en el hotel Villa Padierna, ubicado en la localidad aledaña Benahavís, fue un buen ejemplo. La feria inmobiliaria congregó a más de un centenar de inversores rusos que se relacionaron con 42 empresas malagueñas para hacer negocio.

El litoral provincial les ofrece 40.000 viviendas vacías, según cifró el propio presidente de la Diputación. «Son unas 10.000 en el triángulo de oro compuesto por Estepona, Marbella y Benahavís», completó el propietario del hotel y presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz.

Las viviendas rondan en su mayoría entre los 600.000 y el millón de euros. «Las más caras, entre 3 y 12 millones, fueron vendidas en 2011 entre compradores rusos y árabes», aseguró Arranz.

Compradores. Todo un sector de servicios se abre para los empresarios rusos en la Costa del Sol ante este incremento de segundos residentes de su nacionalidad. Una demanda que no menosprecian las empresas españolas.

«Hay una gran expectativa con el mercado ruso. Se espera que vengan a comprar porque además su gasto es elevado», especificaron a este diario empresarios del Centro de Iniciativas Turísticas de Marbella.

Centros comerciales como El Corte Inglés reconocen una evolución en el consumo ruso en los últimos seis años con respecto al de otras nacionalidades. «Están en el top cinco de los países que nos visitan», indicaron los responsables de este complejo.

Rusos y árabes destacan por su poder adquisitivo en tiendas como las de Puerto Banús. Frente a un gasto de 1.200 euros al día, el que puede efectuar un visitante británico que acude a jugar al golf, Uno ruso desembolsa el doble en las mismas condiciones.

Intercambio comercial. «Marbella es un destino nacional líder para este segmento», aseguró el concejal de Turismo de Marbella, José Luis Hernández. El Ayuntamiento prepara un viaje institucional a Moscú para fortalecer y aumentar los lazos entre España y Rusia.

El intercambio comercial entre ambos países se incrementa año tras año. Hasta un 30%, declaró hace apenas unos días el delegado del Gobierno ruso de asuntos económicos, Alexei Rubinchick, que acudió a la feria inmobiliaria del Villa Padierna.

La cuantía total se cifra «en alrededor de 11.000 millones de euros» en 2011, de acuerdo con los datos de Rubinchick.

Desde que Madrid y Moscú establecieran relaciones diplomáticas en 1977, las inversiones españolas en Rusia han alcanzado los 1.150 millones de euros. Las rusas en España han supuesto alrededor de 200.

Crisis y segunda residencia. La crisis económica no es ajena a este colectivo que ahora ve mayor oportunidad de negocio en su país que en España. «Me temo que hay un empate entre los negocios rusos que abren y los que cierran», señaló. Por eso, «predominan más los rusos que compran casas», añadió.

En los años de recesión, «ha bajado la inversión en negocios, en tiendas. Lo que aumenta sin embargo es la inversión en viviendas», explicó Bocanegra. Este abogado experto en Extranjería reconoce que, a través de su gestoría que pronto cumplirá treinta años de ejercicio en Marbella, se gestionan mayor número de permisos de residencia que licencias lucrativas o laborales.

Instalarse es un comienzo. «Muchos viven aquí un tiempo para conocer la zona y después se animan a invertir», explicó. De ahí que los que llegan a las costas malagueñas terminen por abandonar la categoría de turistas para pasar a la de residentes.

El clima, las facilidades de conexión aérea y los centros educativos atrajeron a los impulsores de la empresa rusa Marbella Luxury Events que lleva diez años implantada en la provincia.

«Editamos una guía para la Costa del sol en idioma ruso», explicó su gerente, Inna Bladen. La entidad se encarga de prestar atención a sus compatriotas en los servicios que requieran.

Existe un número de teléfono gratuito. La empresa cobra sus honorarios en virtud de las prestaciones que ofrecen. «Si buscan personal para un bar, intermediamos por ejemplo en la búsqueda y hacemos entrevistas entre las personas que tenemos en nuestra base de datos», indicó Bladen.

Asimismo, Marbella Luxury Events colabora con muchas otras empresas españolas de la costa para ofrecer a sus clientes lo que por si sólos no podrían por la barrera idiomática. Suelen hablar su idioma materno pero, con frecuencia, no dominan el inglés.

«Recibimos peticiones a diario. Hay muchísimas», aseguró la responsable del negocio que presta servicio desde Málaga hasta Sotogrande.

Problemas diplomáticos. El turismo y los negocios rusos crecerían si se agilizaran las relaciones diplomáticas, advierten los expertos. «Los consulados de España en Moscú y San Petesburgo han tenido que duplicar el número de funcionarios contratados y abonados para tramitara visados», señaló Bocanegra como muestra del interés creciente de esta nacionalidad por visitar o implantarse en España.

El problema está en la obtención de los permisos de residencia y trabajo que, una vez llegados a tierras ibéricas, se retrasan más de lo previsto. Pero no son los únicos trámites que presentan problemas.

«En España te puedes comprar una casa pero cuesta mucho matricular un coche o conseguir un permiso de residencia. Son pequeñas cosas que hay que superar», se quejó el alcalde de Estepona, José María García Urbano.

Unos procedimientos administrativos lentos y tediosos dificultan la proliferación de un mercado reconocido por la Organización Mundial del Turismo como uno de los que presenta mayor crecimiento. Tan sólo su nación cuenta con más de 17 millones de kilómetros cuadrados y 142 millones de habitantes.

Administraciones públicas y empresarios privados se afanan en animar a emprender y a comprar a todo el turista ruso que pisa la costa malagueña.

Para atraerlos hasta aquí, ayuntamientos como el de Marbella participan en ferias internacionales de turismo y mantienen contactos con las administraciones autóctonas.

Tan sólo en 2011, Marbella organizó una veintena de viajes para atraer turistas de todas los orígenes a la localidad. Una vez llegados, los expertos coinciden en darles facilidades para puedan quedarse e invertir.