La playa de La Fontanilla, en pleno centro de Marbella, se estrecha. El mar cada vez le gana más terreno a la arena, que desaparece temporal tras temporal. Ahora, entre otras consecuencias, hay menos superficie para poner hamacas. La falta de espacio es visible. Especialmente cuando sube la marea. Los hamaqueros tienen dificultades a la hora de colocar las hileras. Sencillamente porque falta espacio si no quieren que los visitantes se mojen los pies en la orilla al despertar de la siesta en la playa.

Los 27 kilómetros de costa marbellí contarán este verano con 11.340 tumbonas, son casi 1.100 menos que el año pasado y casi 200 menos de las solicitadas por el Ayuntamiento a la Junta de Andalucía, encargada de autorizarlas, según indicaron fuentes municipales. Aunque el número total de lotes de hamacas o de zonas donde se ubican haya aumentado, de 151 a 155.

Habrá que esperar a las reposiciones de arena previstas con antelación al verano para que se incremente el número de asientos para tomar el sol.

Antes de Semana Santa, el Ayuntamiento marbellí tomó hasta 3.500 metros cúbicos de arena para redistribuirlos por las zonas más afectadas. Entre ellas, y como siempre, La Fontanilla. El temporal no tardó en arrastrar buena parte.

La solución pasa, según el gobierno municipal del Partido Popular, por la construcción de espigones o diques sumergidos. Pero ni siquiera el proyecto llega y, menos, en plena etapa de crisis económica.

Por ahora, la Oficina de Demarcación de Costas se ha comprometido a realizar los estudios de viabilidad de estas estructuras, que ya se acometen en Marbella, entre las playas de La Bajadilla y Nagüelles, en el distrito de San Pedro Alcántara. Tan sólo cada uno de los estudios ronda los 200.000 euros de coste.

Mientras tanto, los visitantes al menos contarán con las hamacas para no verse obligados a extender la toalla sin arena.