La negociación en Marbella empieza mal. El Ayuntamiento y los representantes sindicales de sus 3.400 trabajadores no acuerdan, de entrada, quiénes deben participar en la mesa que debatirá los recortes en gastos de personal. El coordinador de Hacienda y Personal, Carlos Rubio, suspendió ayer, por segunda convocatoria consecutiva, la reunión fijada. Seis secciones sindicales salieron por un lado y otras cuatro, por otro.

«Yo no impongo las leyes. Ellos tampoco», declaró Rubio tras criticar la presencia de un grupo de sindicalistas que no habían sido citados. «Tratan de interrumpir y boicotear la reunión», dijo. Ayer, se suspendió la sesión y todos salieron por su propio pie. Pero, en la próxima, Rubio no descarta tomar las medidas que sean necesarias. Entre ellas, llamar a la policía para desalojar la sala.

Los sindicatos llamados a negociar son CCOO, UGT, UT y CSIF. También forma parte de la mesa STAL, pero por una orden judicial que, como medida cautelar, ha establecido su presencia después de que sus representantes la reclamaran. Quedan fuera los delegados de UEPAL, SAT, SIET, UPLB y CGT. Estos últimos no están dispuestos a ceder.

Voz, sin voto. Los sindicatos que reclaman su participación argumentan que representan al 50% de la plantilla municipal y tienen derecho a conocer las medidas de ahorro planteadas por el gobierno municipal del Partido Popular que afectarán directamente a sus salarios. Asimismo, aseguran que les respalda el Estatuto Básico del Empleado Público.

El representantes de STAL, Benito Guerra, señaló que en virtud de esta normativa deberían establecerse dos mesas sectoriales, una para representar al personal laboral y otra al funcionario.

Independientemente del voto, el presidente de la Junta de Personal, José María García, planteó ayer dos cuestiones antes de que se diluyera el encuentro. «¿Por qué no podemos asistir como oyentes y qué problema hay en crear las mesas sectoriales?», indicó. Guerra preguntó a los sindicatos convocados qué inconveniente tenían en que sus compañeros participaran. «Ninguno contestó», indicó Sánchez. Una actitud que, según teme, muestra una desunión entre compañeros que a ninguno favorece.