El empresario inmobiliario Pedro Rodríguez, promotor de uno de los edificios singulares en altura que se pretendían construir en Marbella, manifestó ayer que no tenía más remedio que aceptar la decisión de los representantes de los ciudadanos, a pesar de que sigue pensando que era un buen proyecto para la ciudad.

«Estamos muy orgullosos de nuestro proyecto y seguimos pensando que era beneficioso para Marbella pero, si la sociedad no lo quiere, no hay más que hablar. Seguiremos trabajando en nuevos proyectos para Marbella como venimos haciendo desde hace 25 años. Nada más tiene que ver la urbanización Sierra Blanca para comprobar cómo son nuestros proyectos», afirmó el promotor.

Pedro Rodríguez insiste en que no se trataba de sembrar Marbella de rascacielos al estilo de Benidorm o Manhattan sino que su idea era construir uno, dos o a lo sumo tres edificios de como mucho de 30 plantas de altura, y no de 50 como según él se ha difundido de manera maledicente para tumbar su proyecto. Todo ello con un diseño exclusivo de la mano de uno de los arquitectos españoles más reconocidos a nivel internacional como Ricardo Bofill, para que Marbella pudiera competir en atender la demanda de inversores de alto poder adquisitivo como hacen en otros países, por ejemplo de Oriente Medio.

Tal y como lo había planteado y en la zonas en que se habían previsto, el promotor insiste en que la construcción de este tipo de edificaciones era perfectamente compatible con el modelo de arquitectura que ha convertido a Marbella en un lugar único en el mundo. «Se ha perdido una buena oportunidad pero ahora hay que mirar hacia adelante». a. g. marbella