­La conciencia ciudadana se despierta y Marbella se rebela. Esta localidad de la Costa del Sol, conocida años atrás por los escándalos de corrupción de sus gobernantes, se ha cansado de que el poder político tome las decisiones sin la participación de sus vecinos. Una nueva visión de futuro mezclada con una actividad reivindicativa inusitada en el resto de poblaciones de la provincia, ha provocado el nacimiento de plataformas y asociaciones que se oponen a las medidas del equipo de Gobierno local que afectan al modelo de ciudad.

«Hay que trabajar por una ciudadanía responsable y que las tertulias no se queden en el bar», señala Javier Lima, presidente de Marbella Activa.

Fue precisamente esta asociación la primera en surgir hace un año como mecanismo para promover la participación de los vecinos en la vida de la ciudad y la puesta en valor de su identidad histórica.

Pero si hay que señalar un antes y un después en la actitud de Marbella, es indispensable destacar el día en el que el pleno local dio luz verde a la construcción de rascacielos de hasta 50 pisos en el seno de la ciudad.

Esta noticia se extendió rápidamente por las redes sociales y comenzó a difundirse entre los vecinos. A partir de ahí surgió una fuerte oposición ante el modelo urbanístico que presentaba el equipo de Gobierno del PP.

Por este motivo, todos aquellos que estaban en contra del proyecto decidieron finalmente organizarse en una plataforma en contra de los rascacielos. Un organismo que fue capaz de unir a personas de todas las ideologías políticas, sectores profesionales y niveles culturales bajo un objetivo común.

Personalidades destacadas como la Duquesa de Alba o Pablo de Hohenlohe se posicionaron en contra de estas construcciones y el mismo príncipe saudí amenazó con dejar la ciudad si este proyecto se llevaba a cabo.

Esta gran actividad está siendo ya conocida como «el despertar de Marbella» y aunque siempre hubo personas en contra de las decisiones de gobiernos como los de GIL, ha sido ahora cuando cansados de la corrupción los marbellíes han tomado las riendas de su futuro y han decidido fiscalizar de cerca las decisiones que toma la clase política.

«Durante quince años la ciudad sufrió un saqueo intolerable ante la impunidad que transmitían por su silencio instituciones del Estado. Fue entonces muy duro ver el nombre de Marbella relacionado con esos casos», señala Rafael de la Fuente, persona muy respetada en la localidad dedicado siempre al sector hotelero.

Finalmente, sin pisar la calle, solo a través de internet, la plataforma logró presionar para que los rascacielos no vieran la luz en Marbella. «Conseguir este reto nos ha dotado de autoestima. Hemos perdido el miedo y sabemos que entre todos podemos conseguir las cosas», señala Javier Lima.

Un precedente que ha escrito un capítulo de la historia de Marbella y que ha servido de antesala para el resto de plataformas.

Redes Sociales

Sin duda, las grandes aliadas del movimiento en contra de los rascacielos y del resto de reivindicaciones marbellíes han sido las redes sociales.

«La diferencia de las protestas de ahora con las que se hacían en la época del gilismo es Facebook y Twitter. Estas herramientas nos han brindado la oportunidad de dar a conocer nuestros mensajes», señala Javier de Luis, miembro de la plataforma en contra de los rascacielos en Marbella.

En tan solo una semana este organismo logró 1.000 seguidores en Facebook y 2.000 en Twitter además de 2.200 firmas que se recogieron en la página Change.org.

Maica Machuca fue la encargada de mover los contenidos en las redes y ahora está inmersa en la labor de protección de los árboles. «A través de internet estamos todos conectados y con un clic podemos acceder a la información», señala la joven.

Además de esto, personas con peso social y profesional han sido motores generadores de opinión a través de sus blogs. Este es el caso del prestigioso arquitecto malagueño Salvador Moreno Peralta, pieza clave en contra de los rascacielos y ahora en su oposición a la tala de los árboles de la calle Notario Luis Oliver.

«El periodo de Gil no ha acabado con la sociedad civil de Marbella que se encontraba, socialmente hablando, en encefalograma plano y ahora ha resurgido con más vitalidad, hecho que hay que celebrar», destaca el arquitecto, que añade que «se trata de cuestiones de voluntad política y no de ideologías» y pone como ejemplo que «mientras Estepona planta, Marbella tala».

Además de la plataforma «Marbella por sus árboles» y su defensa por el patrimonio natural de la ciudad, en San Pedro de Alcántara ha nacido la «Plataforma por una Estación Digna» que se opone a la construcción de una terminal de autobuses enfrente del colegio María Teresa León.

Por su parte la alcaldesa, Ángeles Muñoz, señala que «respeta que cada persona se manifieste como estime oportuno» y añade que «antes de sacar un proyecto a la luz se valora detenidamente la iniciativa que además va avalada con los estudios pertinentes».