Todo el que es algo en el mundo jurídico malacitano estaba ayer en el Palacio de Congresos de Marbella. El XI Congreso Jurídico de la Abogacía malagueña alcanzó el récord de participantes, 1.347, y posiblemente sobrepase la cifra de 1.400. Pero lo cierto es que varias de las personalidades que inauguraron el evento tuvieron palabras para Marbella. Emilio de Llera, genio y figura y a la sazón consejero de Justicia, abrió el fuego: «En Marbella, la tentación es ir a tomarse algo por ahí, pero me dije no que yo me conozco y conozco Marbella, me metí en la cama», dijo a un auditorio que rió a mandíbula batiente la ocurrencia del consejero más rumboso.

A José Bernal, nuevo alcalde de Marbella, se le vio muy en su papel institucional e hizo un recorrido histórico por la figura del abogado. Eso sí, no le gusta nada que el dinero de Malaya vaya a pagar la deuda. Él quiere inversiones en el municipio, no rebajas en la letra mensual de la hipoteca que le dejó Gil.

Por allí andaba ayer también su antecesora en el cargo y líder de la oposición, Ángeles Muñoz, a quien el ministro de Justicia, Rafael Catalá, felicitó por cómo estaba de bonita una ciudad tan seductora como aquella. Antes lo hizo con Bernal, pero en la popular se extendió un poco más. Claro, eso sentó a cuerno quemado a varios cargos de la Junta que había por allí, como también se comentó mucho en la pausa del café la encendida defensa de las reformas económicas que hizo Catalá, que habló de Justicia sí, pero sobre todo del contraste entre 2011, cuando el PP cogió el Gobierno, y ahora, tres meses antes de las elecciones. Habló de 2012 como si fuera una nueva entrega de Crepúsculo y de estos días azules como si la felicidad hubiera invadido a los ciudadanos. Eso también sentó a cuerno quemado. «Ha hecho un mitin», decía un alto cargo autonómico. Claro que, un pelín antes, De Llera, con una sonrisa en los labios, le dijo que él no veía la recuperación por ningún lado, y el flemático Catalá sacó la artillería pesada y pronunció un denso -esa es su artillería- discurso en el que tuvo tiempo de recordar que Marbella recibirá el líquido de los bienes de los casos de corrupción.

El consejero forzó a Catalá a confesar que él también se había acostado pronto. Parece que ninguno quería confundirse, aunque Marbella siempre lo hace.