Los forenses han asegurado que el niño que murió en Marbella en 2014 en casa de sus cuidadores, que están siendo juzgados por un delito de homicidio, habría salvado su vida con un 90 o 95 por ciento de probabilidad si lo hubiesen llevado al hospital para atenderle de una peritonitis que, han apuntado, le produjo dolores "inaguantables" y que fue causada por "traumatismos provocados". Han ratificado que presentaba lesiones "típicas de un niño maltratado".

Estos peritos que realizaron la autopsia del menor han declarado este martes ante el jurado popular en el juicio contra la pareja que cuidaba al niño por encargo de la madre a cambio de 300 euros mensuales. Tanto el hombre como la mujer reconocieron este pasado lunes que golpearon al pequeño y que no lo llevaron al hospital pese a presentar fuertes dolores, limitándose a asentir a las preguntas del fiscal y añadiendo que estaban arrepentidos.

Los médicos forenses han explicado las múltiples heridas que el pequeño presentaba en la cabeza, tórax, extremidades e, incluso, en los genitales; pero sobre todo en el abdomen; todas de diferente evolución; es decir, producidas en distintos momentos. También presentaba quemaduras hechas con un mechero en los pies y cabeza.

Respecto de estas lesiones externas, los expertos han incidido en que no son accidentales ni de caídas, ni son normales, sino que eran propias "de un niño maltratado". Además, han apuntado que tenía fractura de una costilla, lo que es difícil de producir, porque requiere de un compresión, que, en este caso, fue "violenta".

En cuanto a la peritonitis, han asegurado con total convencimiento que tuvo "causa traumática"; es decir golpes, en este caso, "provocados"; lo que le produjo un fallo multiorgánico que le llevó a la muerte. Tenía el vientre muy hinchado "por la hemorragia", algo en lo que han coincidido también los policías que intervinieron desde el primer momento en la investigación.

Además, los forenses han señalado que el niño tuvo que tener síntomas evidentes de esa peritonitis y que "sufrió un dolor inaguantable" antes de morir.

Uno de los policías que ha declarado ha relatado que les sorprendió que los acusados dijeron que el niño se cayó y que ellos "se fueron todo el día a la calle". "Un niño que se cae, que está malo, lo dejas solo en casa y te largas, entendimos que había una falta de celo y cuidado", ha manifestado. Otro agente subió a la casa, pero al ver el cadáver, tuvo que bajar a realizar otras tareas.

Rebaja de petición de pena. El representante del ministerio fiscal acusa solamente por un delito de homicidio y en esta sesión ha modificado su escrito inicial para añadir que los acusados han reconocido los hechos y para que se aprecie la circunstancia atenuante de confesión. Así, en sus conclusiones finales ha rebajado la petición de pena de 15 a diez años de prisión para cada uno. Las defensas se han adherido a esto.

Según el fiscal, los acusados se pusieron de acuerdo en enero de ese año con la madre del menor para hacerse cargo del niño a cambio de una prestación de 300 euros, ya que ella no podía cuidarlo por la situación personal en la que se encontraba. La madre fue expulsada hace poco a su país y no se la localiza.

Según dicho acuerdo, señala la acusación pública, única que hay en este procedimiento, el menor se trasladó a vivir con el matrimonio y con la hija de cinco años de la pareja, en el domicilio que tenían en Marbella, donde la madre lo visitaba de forma regular.

Desde el traslado a ese domicilio, el niño -dice el fiscal- "fue objeto de continuos y reiterados malos tratos que se materializaban en golpes, quemaduras, cortes y otras agresiones que le propinaban los acusados debido al carácter inquieto del menor"; situaciones que se producían dentro de la vivienda.

El ministerio público sostiene que estas supuestas agresiones "se fueron agravando durante los últimos meses de convivencia con los procesados debido a que la madre no pagaba las cantidades acordadas y no visitaba al menor", que se había convertido "en una carga e incómodo para los acusados".

Asimismo, según siempre el relato de la Fiscalía, tuvo lugar "una desatención generalizada" del menor, que le produjo un estado de desnutrición evidente. El niño falleció en mayo de 2014 y presentaba una peritonitis, que le ocasionó un cuadro médico que fue "ignorado por completo por los acusados, privándole de asistencia médica".