­El Tribunal del Jurado de la Audiencia Provincial de Málaga ha condenado a diez años de prisión a los dos cuidadores de un bebé de tres años al que acabaron matando en mayo de 2014 en Marbella. Asimismo, deberán indemnizar a la madre, que les pagaba para que cuidaran a su pequeño, en 120.000 euros por el homicidio, cargo que fue probado por unanimidad de todos los jurados populares.

Según consta en la sentencia, el matrimonio se puso de acuerdo en enero de 2014 con una mujer de origen magrebí para hacerse cargo del hijo de esta última a cambio de 300 euros al mes, ya que ella no podía por su situación personal. En base a dicho pacto, el niño de tres años se fue a vivir con ellos a un piso alquilado de la calle San Ramón de Marbella, donde también residía la hija de cinco años de estos. La progenitora visitaba a su hijo regularmente y pasaba algunos fines de semana con él, dice la sentencia.

«El menor, desde su traslado al domicilio de los encausados, fue objeto de continuos y reiterados malos tratos que se materializaban en golpes, quemaduras, cortes y otras agresiones que le propinaban los encausados debido a su carácter inquieto», precisa el jurado, una situación que se fue agravando durante los últimos meses de convivencia «debido a que la madre no abonaba las cantidades acordadas y no visitaba al niño, habiéndose convertido este en una carga incómoda para los acusados».

Las agresiones al pequeño se fueron incrementando, «siendo cada vez más frecuentes, generándose igualmente una situación de desatención generalizada al niño, siéndoles indiferentes a los acusados las consecuencias que pudieran derivarse de la situación del niño como las que pudieran producirse con ocasión de las cada vez más continuas palizas que le propinaban».

El menor no pudo soportar las habituales y severas agresiones, muriendo el 10 de mayo entre las 20.00 y las 23.30 horas como consecuencia «de una peritonitis provocada por los múltiples golpes en todo el cuerpo, especialmente a nivel abdominal, que había recibido de los procesados».

Las últimas horas de vida del pequeño fueron «especialmente dramáticas ya que la denominada peritonitis le produjo vómitos y un cuadro de dolor muy agudo, que fue ignorado por completo por los procesados, privándole estos de la asistencia médica necesaria que hubiera podido evitar su muerte», consideró probado el Tribunal del Jurado.

Las agresiones ocasionadas al niño se producían siempre en el interior del domicilio para garantizar la impunidad de las mismas. Pese a ello, los encausados reconocieron los hechos en el juicio y mostraron su arrepentimiento.

Los forenses recordaron que la peritonitis es «muy dolorosa, se trata de una emergencia que no pasa desapercibida y señalaron que, en un 90% de los casos, no es mortal si se trata a tiempo».

Forenses. El pequeño tenía quemaduras en el pie, heridas inciso contusas, fracturas costales y traumatismos abdominales. «Las lesiones son compatibles con la existencia de un maltrato encuadrable dentro del denominado síndrome del niño apaleado o golpeado».