La apuesta por llevar el tren a Marbella y Estepona se afianza con un nuevo paso del Ministerio de Fomento, que iniciará en las próximas semanas los trámites para hacer el estudio de impacto ambiental de las dos opciones de trazado que maneja para unir la mayor parte del litoral occidental por tren.

La Subdirección General de Planificación Ferroviaria del Ministerio recibió el pasado 27 de junio la documentación del primer avance del impacto ambiental de este proyecto, base sobre la que se trabaja para realizar el estudio definitivo. Este se encargará en las próximas semanas y permitirá aclarar el futuro de los dos trazados puestos sobre la mesa.

La realización del estudio de impacto ambiental y su análisis, en un proceso que tendrá una duración de unos 18 meses, permite aventurar que la redacción del proyecto se pueda plantear en 2018. De esta forma, a lo largo de esta legislatura se despejará el camino para la ejecución de los 55 kilómetros de trazado ferroviario entre Fuengirola y Estepona, incluyendo Marbella.

Los trabajos que realice el Ministerio de Fomento se dirigirán a abordar los impactos de los dos trazados analizados en los estudios de demanda y de viabilidad ya realizados. La mejor opción para atraer viajeros es el recorrido litoral, paralelo a la Costa en su mayor parte y soterrado en un 98,8% de su trazado. Ésta alternativa uniría los principales núcleos de población de la costa, aunque al ser bajo tierra los costes se dispararían.

Al ser más caro y técnicamente más complejo, el Ministerio baraja una alternativa al trazado litoral y que simplificaría la ejecución del trazado, abaratando los costes, aunque se aleje de los principales núcleos urbanos. Su trazado soterrado ocuparía el 69,8% del recorrido, aunque la demanda de viajeros sería sensiblemente menor al discurrir paralelo a la AP-7.

Problemas medioambientales. El avance del impacto ambiental, que sirve de base para realizar el estudio definitivo, se decanta por la alternativa litoral como la más «amigable» con el entorno. La afección en la superficie (cauces de ríos, litoral o zonas protegidas, incluso la creación de barreras físicas) es prácticamente nula. Sólo se advierten algunos aspectos negativos, como la exigencia de una buena gestión de los vertidos de tierra procedentes de la excavación de los túneles para evitar que alteren el entorno. Además, el paso cercano por las Dunas de Artola exigirá proponer medidas correctoras y de vigilancia.

Aunque advierte de que las emisiones de ruidos son prácticamente nulas, sí que se produciría una transmisión de vibraciones a las viviendas durante la excavación del túnel y por el paso de los trenes, por lo que habría que estudiar con más detalle el verdadero alcance de este impacto.

La alternativa interior, paralela a la AP-7 en su mayor parte, tiene un 30% de su recorrido en superficie, lo produce un efecto barrera para la fauna, además del riesgo de colisión para las aves con las catenarias del tren.

El informe previo ambiental advierte del riesgo para los cauces de los ríos que se encuentran en su trazado, aunque eso dependerá de la opción constructiva elegida al paso de cada río.

Sobre las posibles emisiones contaminantes, el estudio recuerda que el ferrocarril es el medio con menos impacto en emisiones, por lo que ninguna de las alternativas originaría muchos problemas.