Miembros de la plataforma Marbella por sus Árboles hna celebrado un acto de protesta por el derribo de los ejemplares durante las obras de remodelación de la avenida de Nabeul.

Según Aurora Oliver, portavoz de la plataforma, todos los árboles de la acera izquierda de la avenida Nabeul han desaparecido por la falta de cuidados a la hora de acometer las obras de la vía, mientras que las yucas de la acera derecha entienden que dificultaban el tránsito de los peatones y la reforma de la calle aconsejaba su sustitución "pero en su lugar han plantado tres mini árboles que no dan ni sombra ni nada".

La plataforma recrimina al Consistorio que no haya aplicado la ordenanza en materia de protección y cuidados del arbolado durante la ejecución de las obras, a pesar de los escritos dirigidos al Ayuntamiento, y exige la reposición de los ejemplares derribados.

No obstante, el colectivo celebra que se hayan respetado los eucaliptos de las playas durante la instalación de la senda litoral, lo que hace más atractivo el itinerario, al disponer de zonas de sombra.

Aún así, Marbella por sus Árboles acusa de pasividad al Consistorio en la muerte de los cipreses del castillo y solicitan que se recupere los jardines del Hospital Real de la Misericordia y se haga lo posible por salvar la yuca que quedan del jardín romántico que tuvo en su día y que, al parecer, van a talar debido a su estado.

Los manifestantes quieren llamar al atención del Ayuntamiento para que evite las podas de los árboles en verano y lo haga en invierno, cuando el daño es menor.

Por todo ello consideran esencial la implantación de un Plan Director del Arbolado de Marbella lo antes posible, que incluya el catálogo de árboles y conjuntos protegidos, planes de sustitución, criterios y planes de poda

El acto de protesta ha terminado con la lectura de un poema de Jan Martínez, que dice así:

Cuando llegaron sus verdugos

lo encontraron florecido

con ademán de vientre,

golpeáronlo despiadadamente

en su amoroso verde

y él de vez en cuando

soltaba un pájaro o gemía mariposas.

Nadie lloró cuando alargó

sus raíces, acariciando

aún con vida

la tierra cercana.

Y por el pasillo angosto,

a él, que era alto y ancho,

sacáronlo en tandas.

Sólo sus arterias sollozaron

cuando una brisa pasajera

le desarmó las últimas ramas.

Jan Marínez, Puerto Rico 1954