La tradición se resiste a Halloween y Marbella celebró ayer el Día de Todos los Santos con la costumbre del Tostón, una jornada en la que los vecinos acudieron al campo en familia para disfrutar de la naturaleza, el anís y las castañas en los puntos que el Ayuntamiento habilitó para ello a lo largo del término municipal.

La celebración del Tostón se remonta en Marbella a más de medio siglo, cuando ya las familias y los amigos se disponían a subir a la Cruz del Juanar o a Puerto Rico y asar allí las castañas con una lata agujereada y en hornillo de piedra, en una fiesta que «nunca se ha cortado», recordaba ayer Alonso Marín, quien disfrutó de una jornada familiar en el parque Vigil de Quiñones. Su hijo, Miguel Marín, afirma que el Tostón es «una fiesta en familia donde se comparte el día en el campo» y se recuerda a los seres queridos.

En las últimas décadas, la costumbre era acampar de madrugada en el campo y pasar un día con la familia y los amigos. El endurecimiento de las normas por parte de la Junta de Andalucía para hacer fuego en los bosques, a partir de 2002 con el fin de prevenir los incendios forestales, y la paulatina implantación del Halloween anglosajón en las costumbres españolas han hecho retroceder a esta fiesta, que se resiste a desaparecer con el empuje de las administraciones y de colectivos sociales como Marbella Activa, La Vereíta, Marbella Canina o Mujeres en las Veredas, que trabajan para recuperar esta tradicional celebración.

Así, el acotamiento de zonas para celebrar el Tostón con fuegos controlados congregó ayer a los vecinos en Puerto Rico bajo y en los parques Vigil de Quiñones, Nagüeles y Los Tres Jardines, donde el Ayuntamiento repartió un total de 300 kilos de castañas, entre las familias participantes, muchas de ellas con menores.

La jornada se desarrolló entre castañas, anís y juegos infantiles, donde pequeños y mayores disfrutaron del campo con carreras de bicis o de sacos y buena comida.

«La juventud sale la noche antes para Halloween y está reventada para ir de Tostón», comenta Maite García mientras recuerda que ya no es como antes, cuando «se iba al campo a dormir y a pasar el día».

«El Tostón es un día de campo, castañas y anís», afirma Dora Donoso, que subió ayer a Puerto Rico con su bicicleta junto con otros miembros del club ciclista La Vereita, como Miguel Ángel Ruiz, que se unió a la fiesta porque «queremos que nuestros hijos conozcan el Tostón». La dificultad para acceder a las zonas habilitadas con vehículo propio o la recuperación de la cantera de Nagüeles para el pueblo, espacio reservado al festival Starlite, fueron algunas de las reivindicaciones de los asistentes.

Así, el Tostón y Halloween se conjugan en la ciudad para venerar a los difuntos a base de castañas y caramelos, unas fiestas muy parecidas en su origen celta y pagano, señaló el presidente de Marbella Activa, Javier Lima. Para la presidenta de Mujeres en las Veredas, Dolores Navarro, era costumbre dejar esa noche castañas en la lumbre para el eterno descanso de las almas de los antepasados. Amén.