­La economía colaborativa es un fenómeno imparable basado en la tecnología que convive con la industria tradicional, por lo que muchos expertos abogan por su regulación de una manera proporcionada para que ambos actores puedan competir en su esfera de mercado y garantizar los derechos del consumidor final.

Así lo dijo ayer el experto en marketing Javier Rovira, que protagonizó la III Tribuna Económica del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Marbella, con la conferencia «Economía colaborativa, el nuevo capitalismo: ¿Oportunidad o amenaza?», en la que analizó el motivo del auge de esta nueva economía y sus claves.

El también profesor de estrategia y marketing de ESIC Business & Marketing School defendió así una regulación de esta nueva modalidad de negocio, que según sus palabras se basa en «la monetización por parte de los particulares de ciertos aspectos de su patrimonio que no están siendo utilizados» como coches, bicicletas o apartamentos.

Rovira explicó que gracias a la tecnología a través de internet «hay un conjunto de plataformas que permiten que distintos individuos encuentren necesidades a sus demandas utilizando el patrimonio no utilizado de otras partes que a su vez están en esas plataformas», como es el caso de Airbnb o BlaBlaCar.

Rovira valoró que la economía colaborativa debe regularse por varios motivos, como es el hecho de que el empresario y los sectores económicos tienden a defenderse y por ello demandan una regulación, además de que el consumidor necesita «tener sus derechos defendidos» y este nuevo modelo de negocio es imparable, según las palabras del experto.

Por ello, recordó que la Unión Europea recomienda «regular un marco donde todo el mundo pueda sentirse a gusto».

En este sentido, restó importancia a las normativas que están generando las comunidades autónomas, como la ley andaluza que regula los apartamentos turísticos, ya que «es una primera regulación que tiene que mantener el statu quo, pero terminará en algo donde todo el mundo pueda jugar de manera similar», advirtió.

«Tienen que asumir distintas realidades y ser capaces de hacer que todo el mundo pueda competir en su hueco de mercado, siempre con garantía para el usuario final», por lo que abogó por buscar el diálogo para que haya una comunidad de intereses entre la industria tradicional y la nueva industria.