­Los gestores del Centro Regional de Transfusión Sanguínea habían previsto que el fallecimiento de Pablo Ráez el fin de semana podía aumentar la cifra de personas que se querían hacer donantes de médula ósea. Pero como con todo lo relacionado con este joven marbellí, los números se multiplicaron y se superaron todas las expectativas.

Así, según confirmaron desde el centro, ayer recibieron una avalancha de gente que quería donar médula ósea. El fallecimiento del joven marbellí, que hizo de su lucha contra la leucemia una causa común para conseguir aumentar la cifra de donantes de médula ósea, volvió a batir récords hasta multiplicar por cuatro la cifra de donantes que acudieron ayer hasta el centro, ubicado en los terrenos del Hospital Civil.

El coordinador andaluz de Donación de Médula Ósea, Sergio Fernández, confirmó a La Opinión que en las últimas semanas había habido un goteo constante de alrededor de cinco o seis personas, cifra que ayer se disparó hasta superar los 40. Así, confesó que habían previsto que la cifra de asistentes aumentara a raíz de conocerse su muerte, pero no esperaban que lo fuera tanto.

«La labor de Pablo, la difusión que le ha dado a la donación, es impagable», reconoció Fernández, que considera que el carácter del joven, fallecido el sábado, ha supuesto un espaldarazo para la labor de los sanitarios y de las propias instituciones que trabajan para aumentar las donaciones.

No obstante, Fernández señaló que no sólo se ha debido a la forma de hacerlo -en redes sociales- sino cómo lo ha hecho. «Es muy difícil encontrar a una persona así, los que hemos tenido la oportunidad de conocerlo sabemos su valía, pero el resto del mundo también: era una persona muy especial».

Y es que 2016 fue el gran año del Centro andaluz de Médula Ósea. Gracias a la campaña en redes sociales de Pablo Ráez se llegó a los 11.201 donantes nuevos en la provincia, lo que supone un aumento del 1.300%, al pasar de las 300 peticiones mensuales a 2.000 a partir de agosto, cuando Ráez comenzó con su campaña en Facebook, Twitter e Instagram. Este joven marbellí no sólo hizo suya la cruzada contra la leucemia, sino que se erigió en una suerte de guerrero luchador que, lejos de tirar la toalla cuando los tiempos no eran venideros, decidió hacer una petición por aquellos que no se habían atrevido, como él, a reclamar vida con un sólo pinchazo. Pero su lucha no cayó en saco roto. Además de multiplicar el censo de donantes, la campaña de Ráez obligó a contratar a más personas en el centro y a dotar las instalaciones de nuevos recursos hasta duplicar los medios de los que disponía.