Una avenida recuerda en Marbella a Eugenio Taillefer y Desmonceaux, el ingeniero agrícola francés que creó una granja modelo pionera en su clase en España, que supuso el origen del actual núcleo de población de San Pedro Alcántara.

Eugenio Taillefer, nacido en Francia el 10 de marzo de 1834, llegó a España en 1861 al ser contratado por Manuel Gutiérrez de la Concha, marqués del Duero, en su condición de ingeniero agrícola por la universidad francesa del Castillo de Grignon, al ser una profesión que todavía no estaba reconocida en nuestro país, según explicó su tataranieto Carlos Taillefer.

En esta granja ubicada en las fincas del marqués del Duero se emplearon por primera vez los locomóviles, antepasados de los actuales tractores, y el propietario de los terrenos importó la maquinaria agrícola más avanzada de la época, que adquiría en el extranjero.

El marqués quedó tan satisfecho de su trabajo que le ofreció que le pidiera un regalo y éste le solicitó que le ayudara a conseguir la nacionalidad española, que le fue finalmente concedida en 1874, ocho años antes de su muerte en 1882.

Casado con María Fuensanta Panyagua Aleixandre, natural de Coín, tuvo cuatro hijos: Augusto, José, Pascual y Paulina, el germen de una saga empresarial que a principios del siglo XX crearon la empresa Taillefer, que inicialmente se dedicó al sector de la electricidad.

La empresa fue creciendo y en los años 20 era la encargada de suministrar electricidad en gran parte del interior de la provincia de Málaga y la Costa del Sol, desde Benalmádena hasta Cádiz.

Uno de los hijos del ingeniero, Augusto Taillefer, se convirtió en 1920 en importador y exportador de frutos de Málaga y maderas, y en la misma década se adentró en el negocio del automóvil con la representación de las marcas Ford y Lincoln, sector en el que continuaron sus hijos tras la Guerra Civil con la distribución de la marca Austin.