Especialistas en el medio ambiente y zonas verdes consultados por La Opinión de Málaga coinciden en destacar la necesidad de conservar zonas verdes en los centros urbanos de los municipios aunque mantienen posiciones encontradas sobre la repercusión de la tala de árboles que se está ejecutando en diversas obras en varias calles próximas al casco antiguo de Marbella, que forman un corredor verde entre los parques de La Constitución y de La Alameda.

«Algunas especies de insectos y reptiles utilizan este tipo de pasillos urbanos para sus desplazamientos. Pero lo que actúa como pasillos ecológicos son los cauces de ríos en los que la masa vegetal es lo suficientemente cuantiosa para generar ese tránsito, que casi todo está compuesto por fauna», señala el ecologista local, Javier de Luis.

El ecologista, exasesor de Medio Ambiente de IU en Marbella entre 2015 y 2017, recuerda que, al acceder al embovedado del arroyo de La Represa, aparecieron ejemplares de anguilas y cangrejos de río, lo que demuestra que «la flora y la fauna están presentes incluso en una zona tan degradada como es una ciudad».

De Luis señala que los ejemplares del corredor verde son, en su mayor parte plataneras, «que no es un árbol típicamente mediterráneo». Tampoco son típicos del Mediterráneo los ejemplares de jaboneros chinos con los que el equipo de gobierno sustituye las especies taladas, indica De Luis. «Se trata de un tipo de vegetación que responde muy bien a criterios prácticos en cuanto a mantenimiento y gestión de Parques y Jardines. Pero no tiene nada que ver con una ciudad mediterránea como es Marbella», explica.

El biólogo y profesor de instituto en Marbella Manuel Zafra señala que los árboles plantados en las calles son sustituibles ya que cumplen una función de ornamentación. «Son plantas ornamentales. No quiere decir que hayan estado ahí siempre y que haya que dejarlos para siempre. Hay que ver que sean los adecuados. Algunos hay que talarlos y otros sustituirlos», señala.

Zafra recuerda que las calles cuyos árboles se han talado «son muy pequeñas y tienen árboles que pueden cambiarse por otros». El profesor de Biología destaca la trascendencia de las talas que se ejecutaron en 2012 en la avenida Antonio Belón, que conecta los dos parques a través de una vía próxima al paseo marítimo, y la calle Notario Luis Oliver, en 2014 y en la que se eliminaron más de 60 árboles. «Se podían haber salvado casi más de la mitad. Pero en las calles pequeñas en las que se están acometiendo ahora las obras, no me parece importante», agrega.

Por su parte, Juan Villanueva, licenciado en Ciencias Ambientales y vecino de Marbella, destaca que las zonas verdes en las ciudades «no son un lujo, sino una necesidad, ya que constituyen auténticos oasis en medio de la jungla urbana y suponen valiosos recursos para mejorar la salud y el bienestar. Y cumplen también una función ecológica como es la de servir de soporte a la biodiversidad».

En lo que sí coinciden los especialistas es en destacar la acción termoreguladora de las zonas verdes situadas en el centro urbano. «La vegetación actúa como un sumidero de dióxido de carbono que se produce en la ciudad», explica De Luis. «Ayudan a reducir la contaminación visual, acústica o atmosférica y son un sumidero para el dióxido de carbono», agrega Villanueva.

La bióloga y socia fundadora de MicroAmbiental, una consultora ambiental y de planes de resiliencia ante la crisis climática, que ha desarrollado proyectos en Marbella, Ingrid Mateo, considera que la importancia de los corredores verdes en los cascos urbanos «es más importante que nunca. Estamos en mitad de una crisis climática. Además, las ciudades van hacia el modelo de megaciudad, lo que implica que la ciudad va a ser un foco importate de emisiones de dióxido de carbono. Como no tengamos la forma de captar, lo más cercano a los focos, esa cantidad de CO2, vamos a tener problemas de contaminación graves y serios continuamente. Tan importante es que haya zonas verdes urbanas como elegir adecuadamente las especies que las constituyen y la configuran», argumenta.

Mateo señala que el diseño ideal de ciudad sería aquel que saliera de un cálculo sobre la cantidad de emisión de dióxido de carbono para encontrar una superficie verde proporcional que lo capte. «La masa forestal en las zonas urbanas de Marbella es escasa. Se trata de una asignatura pendiente que tienen todas las ciudades. La masa verde tiene que compensar la actividad de la ciudad», agrega.

El doctor en Biología y creador de la empresa Sombradoble, Carlos Martín, califica de vital las zonas verdes en las ciudades, ya que éstas «son concentración de emisión de gases y polución provocada por nosotros. Una zona verde y de determinados tamaños es fundamental para empezar a contrarrestar una buena parte de esa agresión que le hacemos al planeta». Otros expertos en zonas verdes en núcleos urbanos son los arquitectos especializados en paisajismo. Es el caso de Mathieu Lèbre, propietario del estudio LEMApaisajes, que explica que «los espacios verdes son elementos embellecedores, aunque van más allá. Los espacios verdes hay que entenderlos como infraestructuras, al igual que tenemos infraestructuras viarias. Las infraestructuras verdes, ligadas a espacios públicos como plazas o parques, funcionan como un elemento más del ecosistema de la ciudad», explica.

El arquitecto David Tuanco, del estudio TUAN&CO, destaca la importancia de la vegetación para mejorar la permeabilidad de los suelos de las zonas urbanas y las zonas de sombra que generan.

En este sentido, Javier de Luis apuesta por abusar de especies autóctonas para embellecer Marbella, como cítricos, jacarandas o jazmines, «vegetación que crece aquí y no en Berlín o Londres», apunta.