El equipo de gobierno y Cruz Roja tienen previsto firmar esta semana el convenio de colaboración para abrir el Centro de Emergencia Social, en el que se atenderán a los transeúntes durante el día, según el presidente de la Asamblea del colectivo social, Julián García, de Marbella.

La apertura del recinto está pendiente de una revisión y limpieza de las obras para acondicionar el centro y la colocación del mobiliario.

En estas instalaciones se proporcionará desayuno, almuerzo y merienda-cena además de atención psicológica por parte de trabajadores sociales entre las 9:00 horas y las 21:00 horas. La comida la proporcionará un servicio de catering y se compondrá de bocadillos, bebidas calientes y piezas de fruta, según García. El centro contará con duchas y Cruz Roja trata de gestionar un servicio de lavandería.

La firma del convenio supondrá que Cruz Roja asuma el control del centro, pero no la entrada en funcionamiento del recinto, ya que, para ello, el colectivo social deberá previamente seleccionar a un psicólogo, dos trabajadores sociales y tres monitores, lo que hará mediante una oferta pública de empleo, que requiere de unos trámites administrativos.

Además, Cruz Roja tendrá que seleccionar a otros cuatro empleados para suplir las vacantes que se produzcan durante las vacaciones «Calculamos que hasta después de Reyes no tendremos al personal contratado, por lo que, con una estimación muy optimista, podremos abrir el centro a mediados de enero», señala el presidente de la Asamblea de la Cruz Roja.

Una vez abierto el centro, Cruz Roja propondrá a las más de 40 personas sin techo con los que trabaja que acudan al recinto, aunque García duda de que vayan todos. «Hay personas en situación de gran desarraigo social. En algunos casos con patologías relacionadas con toxicomanía o drogadicción y, sobre todo, con una conducta social muy desestructurada. No podemos obligar a nadie. Les ofreceremos el servicio y ellos serán libres de aceptarlo o no », explica.

Cruz Roja cuenta con ocho camas en el Albergue África, en el centro urbano de Marbella, y parte de ellas no se utilizan «por que los invitados a ellas no aceptan unas normas mínimas como el silencio, la higiene, el respeto o el no fumar ni consumir alcohol en las habitaciones».

A la hora del cierre del recinto, los beneficiarios tendrán que volver a la calle ya que, señala García, Marbella carece de un servicio que complemente el centro. «No hay nada que dé una garantía de continuidad, como un albergue nocturno», apunta. El Ayuntamiento intenta localizar inmuebles en los que los usuarios del centro pasen las noches, indica García.