­Una de las «primeras prioridades» que le ha marcado la alcaldesa, Ángeles Muñoz, para 2018 es regularizar el servicio del transporte público del municipio, que se presta en precario desde 2013. Para ello, Romero pretende recuperar el pliego de condiciones del concursó público que trató de impulsar pocos meses antes de las elecciones municipales de 2015, y que truncó el cambio de gobierno, para que los técnicos municipales lo actualicen y utilizarlo para darle al servicio la calidad que requiere un municipio turístico como Marbella.

¿Qué plazos maneja el equipo de gobierno para sacar adelante la licitación del servicio?

Nuestro planning es que, si no tenemos ningún problema en la licitación, podríamos tener una adjudicación entrado ya el verano. El contrato que hicimos tenía una vigencia de cinco años prorrogables otros cinco. No sé en qué quedará el pliego definitivo, ya que está sujeto a posibles reformas legislativas, pero probablemente estemos hablando de esas cifras de años.

¿En qué estado se encuentra el servicio de transportes actualmente?

Está muy mal. Ha sufrido un deterioro absoluto debido a muchos motivos y no es un servicio ni mucho menos satisfactorio. Además, el Ayuntamiento está en una situación complicada para apretar al concesionario (CTSA-Portillo) porque se le debe mucho dinero, hay varios procedimientos interpuestos por el concesionario contra el Ayuntamiento porque el Consistorio se negó a pagar en los dos últimos años los déficits de tarifa (fondos para subvencionar las tarifas del servicio) y el concesionario opera en precario, sin concesión. Ahora tenemos poco juego para poder exigir mejoras.

¿En cuánto está el déficit de tarifa?

Es una cifra que están aquilatando los técnicos, pero calculamos, al alza, que ronde el 1,5 millones al año. En estos dos años no se han liquidado las ayudas del Gobierno central para subvencionar el transporte urbano. En los presupuestos hemos reservado una partida inferior porque contábamos con que fuera imposible contar con la licitación aprobada antes de acabar el año.

¿Qué mejoras incluirá el pliego de condiciones?

Aunque el documento está a la espera de lo que determinen los técnicos, nosotros hemos hecho hincapié en la mejora de las pantallas de información de las paradas, la posibilidad de que los usuarios utilicen aplicaciones y, algo que es vital, la renovación de la flota. El principal problema del transporte es la situación de los autobuses que están circulando. Son muy viejos y sufren averías, lo que, al final, afecta a los usuarios. En el pliego anterior había una cláusula por la que, a lo largo de toda la concesión, los autobuses tenían que tener menos de diez años de antiguedad y renovarla al principio de la concesión.

¿Qué opinión le merece que el anterior equipo de gobierno quisiera remunicipalizar el servicio?

Más allá del planteamiento ideológico de cada equipo de gobierno, la gestión directa de un servicio público de estas dimensiones es una cuestión inviable económicamente en las circunstancias del Ayuntamiento. La operación requeriría una inversión mínima de entre 15 y 2o millones de euros para comprar una flota nueva, contratar personal o gestionar las líneas. Yo se lo trasladé personalmente al anterior concejal de Movilidad (Miguel Díaz, de IU).

El servicio funciona en precario desde el 2013 y el PP dejó la Alcaldía a mediados de 2015 ¿Por qué no sacaron antes la licitación?

No fue posible. Llegamos tarde porque en la Delegación de Transporte teníamos y tenemos una situación de carestía de medios humanos pertinaz. Tenemos una delegación que nunca ha estado suficientemente dotada de personal. Y eso hace que todo vaya más lento. Tuvimos que hacer un convenio de colaboración con la UMA para que nos asesorase para hacer el pliego de condiciones.

¿Cuántas veces a la semana coge el autobús el concejal de Transporte?

Muy pocas. Lo digo claramente. Yo vengo al Ayuntamiento con mi coche y aparco en la zona azul. Eso sí, cuando me plantean que hay algún problema, me monto para comprobarlo. El último problema nos obligó a cambiar el recorrido que por unas obras en la plaza de la Iglesia de Divina Pastora por un giro complicado por la ubicación de una farola.