Una amenaza de bomba en una sucursal de Bankia de la avenida Ricardo Soriano que resultó ser falsa sembró ayer el caos durante dos horas en la principal arteria de Marbella.

Sobres las 11.30 horas, empleados de la sucursal bancaria recibieron una llamada en la que una voz anónima, posiblemente en un mensaje grabado, alertó de la presencia del artefacto. Rápidamente, los responsables de la sucursal desalojaron a los empleados y clientes que se encontraban en ese momento en el interior.

Tras recibir el aviso, agentes de la Policía Nacional y Policía Local pusieron en marcha el protocolo de seguridad para estos casos y acordonaron la zona con cintas y vehículos, desalojando a clientes y trabajadores de los establecimientos más próximos a la sucursal bancaria, que cerraron por motivos de seguridad. Los agentes impidieron también a los vecinos de los edificios de la zona que permanecieran asomados en los balcones.

La circulación en Ricardo Soriano se cortó en ambos sentidos, desde el extremo occidental, en El Pirulí, hasta la mitad de la avenida. También se vio afectado el tráfico en los accesos al centro urbano de Marbella y las calles que confluyen en Ricardo Soriano, lo que obligó a los autobuses de transporte escolar y del transporte público a modificar las paradas de los servicios.

La noticia corrió como la pólvora en las redes sociales donde se hablaba de un atraco con rehenes o una amenaza de bomba, ante la falta de información oficial.

Un equipo de agentes de la Policía Nacional especializados en desactivar artefactos (Tedax), y unidades caninas inspeccionaron el interior de la sucursal así como las jardineras, contenedores y papeleras situados en las proximidades.

En el transcurso de las inspecciones, los agentes ampliaron el cordón del cerco policial en unos 100 metros para preservar la seguridad de los peatones que observaban el operativo ante el riesgo de detonación de un posible artefacto.

Tras las labores de inspección, los especialistas de los Tedax comprobaron que el aviso se trataba de una falsa alarma y, sobre las 13.30 horas levantaron el cordón policial y restablecieron el tráfico de vehículos y peatones.

Entre los trabajadores desalojados por la amenaza del artefacto estaba Candela, empleada en una tienda de ropa en Ricardo Soriano, quien explicó que un agente de la Policía Nacional accedió al establecimiento minutos antes de las 12.00 horas para comunicarles lo que debían hacer. «Ha sido nuestra encargada la que nos ha desalojado de la tienda. A nosotras y a todos los clientes. Hemos intentado no alarmar mucho y hemos salido a la calle, tranquilamente y despacio. Nos hemos asustado un poco, pero hemos actuado con calma», señaló.

Andrea se encontraba en la academia en la que imparte clases de castellano para extranjeros adultos, ubicada en uno de los edificios de la zona, cuando recibió dos avisos. El primero, sobre las 12.30 horas y el segundo, minutos antes de las 13.00 horas «para salir corriendo, corriendo. Subió un policía a la academia para decirnos que a las 13.00 horas desalojásemos el local por la calle paralela a Ricardo Soriano y que lo hiciéramos tranquilamente. Yo he salido corriendo muerta del miedo sin pensar nada más que en salir. La policía no nos ha dado ninguna explicación», afirmó la joven.

Gloria reabrió el negocio en el que trabaja, una tienda de ropa infantil, después de que los agentes levantaran el cerco policial. Un agente de la Policía Nacional accedió al local sobre las 12.00 horas para comunicarle que debía cerrarlo debido a un aviso de bomba. «Estaba histérica porque, cuando me ha dado el aviso, estaba sola. He bajado la persiana y me he retirado de la zona», explicó. Todo quedó en un gran susto que algunos tardarán en olvidar.