Antonio Báez Rodríguez, jefe del departamento de Filosofía y Lenguas Clásicas y coordinador de la Biblioteca del IES Mare Nostrum de Málaga, no oculta su satisfacción por la respuesta de sus alumnos de cuarto de la ESO a la clase de Periodismo organizada por La Opinión de Málaga. Con 27 años de docencia a sus espaldas, este profesor de Latín y Griego se declara optimista con el futuro de la Educación, sin poder ocultar cierta desazón por el desánimo general que afecta a los estudiantes y los vaivenes normativos, que opta por sortear en su trabajo diario.

¿Cómo ha visto la reacción de sus alumnos al contenido de la clase?

Han reaccionado bien. Tenía confianza porque son un grupo muy dinámico y están abiertos a hacer cosas diferentes a la rutina diaria.

Como profesor, y además de Letras, ¿cree que los estudiantes están bien informados de lo que ocurre en su entorno?

Creo que no, que les llega a través de las redes sociales y por lo tanto creo que tienen una información, en general, muy limitada. Ahí (en la clase que acaba de terminar) había alumnos que a lo mejor tienen intereses mayores que el resto, gente que tiene ganas de informarse o hacer Periodismo, pero en general creo que la información que les llega es poca y limitada, y de unos intereses muy particulares.

¿Cómo se puede cambiar esa situación y desde el instituto, en jóvenes adolescentes?

Tenemos que motivar el interés por diversos temas, por lo que ocurre a su alrededor, por la Cultura. Y eso es un camino largo. Tampoco creo que yo, a su edad, tuviera demasiada información de aquellas cosas que no me interesaban. A ellos les puede interesar la música, los videojuegos, la feria, y eso es cuestión de edades, de su desarrollo.

Según la OCDE, sólo un 43 por ciento de los menores de 15 años confía en lograr un título universitario. ¿No ve mucho desaliento en continuar con los estudios?

Hay desaliento, porque ha cambiado mucho la mentalidad del estudiante de Secundaria y Bachillerato. Antes estudiabas con los plazos más largos. En mi época, el que tenía interés por estudiar no estaba continuamente pensando en el trabajo. Y ellos desde muy pronto, desde la escuela y la familia, están agobiados por saber en qué van a trabajar, a qué se van a dedicar. Entonces, sus expectativas de formación son pocas. El ambiente general es que lo importante no es la formación, sino la salida profesional.

¿Estamos creando una sociedad materialista entonces?

Materialista y utilitarista. Ellos están siendo ya manipulados, enfocados a cuál va a ser su salida. El sistema educativo va por ahí.

¿Y eso es un error del sistema?

Hombre... un error grandísimo.

¿Se ha perdido el valor del esfuerzo?

El esfuerzo es otra cosa que ha caído en picado, no está de moda. Ves la tele, los concursos, que por tu cara bonita consigues un montón de cosas. Y ellos están impregnados en esa sociedad, que es la de los adultos.

¿En ese desinterés por el estudio tiene que ver que dediquen más de cinco horas diarias a la tecnología como el uso de móviles?

Supongo que sí. Cinco horas de tecnología son muchas. Quien no tiene los recursos para zafarse de ese vicio cae en manos de lo inmediato: el móvil, la pantalla, y eso limita muchísimo. Hay niños que tienen recursos, hacen más cosas y tienen más visión a largo plazo.

Se plantea de nuevo poder pasar con dos suspensos al Bachillerato. Hay pendiente un acuerdo para la Educación ¿Cómo ven los profesores esta situación?

He vivido tal cantidad de reformas que sin llegar a aprenderme las siglas de una llegaba la siguiente. Como la Educación es un arma arrojadiza entre intereses políticos realmente nadie se la ha tomado en serio. Y los profesores desde las aulas sólo hacemos lo que buenamente podemos, con criterios que en muchas ocasiones prescinden del ruido que está a nuestro alrededor. Para trabajar con los alumnos en esa idea a largo plazo tengo que prescindir de todo ese ruido. Y no entro en discusiones porque está comprobado que lo que digamos los profesores no tiene repercusión alguna; que vale más lo que diga la Administración y los padres. Yo me dedico a hacer mi trabajo lo mejor posible. Y mis criterios a veces intentan sortear los caprichos de las reformas.

Le veo muy pesimista.

No, no, soy muy optimista con el tema de la Educación porque creo que es el único valor que salva a una sociedad y me gusta mi trabajo, creo en él. Pero cada tiempo tiene su hándicap.