Conocer cuáles son los factores que han provocado la situación crítica que atraviesa la lectura de prensa escrita por parte de las jóvenes generaciones y una serie de ideas que pudieran hacer aumentar ese consumo de periódicos y revistas entre ese segmento de población, fueron dos de los aspectos que se analizaron en el taller de prensa que se celebró en el IES Politécnico Jesús Marín, del barrio malagueño de Carranque organizado por La Opinión de Málaga y patrocinado por la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía.

El taller se inició con una visión general de la problemática de lectura de prensa que se ha acentuado desde la llegada de las nuevas tecnologías e internet, lo que ha provocado que los jóvenes hayan abandonado prácticamente el modelo tradicional de consumo de información, es decir, la lectura de prensa escrita en papel.

Una vez expuesto el problema se analizaron las causas del mismo, entre las que destaca la poca confianza que el sector juvenil tiene en los medios, a los que consideran empresas periodísticas con referentes ideológicos en muchos casos, lo que provoca que sus informaciones sean poco veraces a los ojos de los más jóvenes.

Otros de los problemas que denuncian los adolescentes y que les hace alejarse de la prensa tradicional es que los contenidos que normalmente ofrecen periódicos y revistas están totalmente alejados de sus intereses y de las temáticas que ellos consideran interesantes o atractivas.

La politización extrema que sufren las páginas de los diarios repele a los jóvenes y les aleja de este producto periodístico al igual que el tratamiento que se ofrece de ellos en los medios: la mayoría de las noticias que tienen como protagonistas a los jóvenes son negativas para su imagen: delincuencia, abusos, violencia, radicalización política, etc suelen poblar las páginas de los diarios y eso hace que el resto de la sociedad tenga una imagen distorsionada de la juventud en nuestro país.

Por último, esta generación, que ha convivido con la revolución tecnológica desde el día que nació, no comprende los medios de comunicación sin instrumentos de feedback, instrumentos que pongan en permanente contacto a emisor y receptor. La prensa, que en sus ediciones en papel sigue muy limitada en este aspecto, se erige en un gran tótem anacrónico para los más jóvenes.

Una vez desgranados los porqués de esa mala relación entre la prensa y las nuevas generaciones, llegó el momento de analizar el comportamiento y los usos que los jóvenes de hoy en día hacen de los medios de comunicación de masas.

Internet y las redes sociales protagonizan en estos momentos el reparto de funciones que contribuyen a la información que reciben los jóvenes cuando ellos tienen la inquietud de buscar una información.

Por contra, los medios de comunicación más tradicionales (televisión, radio y prensa, por este orden) se erigen, a veces, en referentes informativos de los adolescentes pero por una cuestión no provocada por los jóvenes: ellos ven la tele y escuchan la radio y se informan con ellos pero porque se encuentran con ellos en sus casas. Del mismo modo operan con los periódicos: es cierto que a veces, los hojean pero ha sido su padre o madre quien ha traído el ejemplar a la casa.

Los jóvenes basan su caudal de información mayoritariamente en lo que les llega a través de las redes sociales, Twitter y, sobre todo Facebook, son los grandes proveedores de información para los jóvenes. Lejos de ser una moda pasajera, cada análisis que se hace de este tipo demuestra un mayor arraigo en las pautas de información que llevan a cabo los más pequeños.

Respecto a los soportes, la cosa se iguala: el móvil y el ordenador son los lugares favoritos para poder informarse.

Por último, en el taller de prensa se analizaron unas cuantas medidas que pueden atraer a los jóvenes a la lectura de periódicos. Todas ellas pasan por la redimensión comunicativa de los medios que deben y tienen la obligación de cambiar el rumbo si quieren captar jóvenes lectores. Esa redimensión pasa, obligatoriamente, por incluir en sus ediciones contenidos que sean afínes a las temáticas que tocan los jóvenes, como por ejemplo arte urbano, música, deportes alternativos, consumo, ecologismo, mundo digital, voluntariado, conciencia social, etc temáticas estas, inexistentes en los contenidos de los actuales diarios de información.

Hay que llevar a cabo una gran revolución en el lenguaje y en la forma en la que se presentan estos temas. Los códigos visuales que manejan los diarios están obsoletos y no inducen a ser leídos por las jóvenes generaciones. Lo visual se tiene que imponer y el texto ha de ser breve y conciso ya que los adolescentes no hacen nunca una lectura profunda de los temas.

Por último, es necesaria la introducción en el ciclo de Secundaria y de Bachillerato de materias que hablen sobre la comunicación social para familiarizar a los alumnos.