Los trabajos de los servicios de emergencia se centran en uno de los convoyes siniestrados en un túnel situado entre las estaciones de King´s Cross y Russell Square, en pleno centro de Londres.

La bomba que estalló en ese tren causó 21 muertos, en la peor de las cuatro explosiones perpetradas el jueves, pero la Policía espera que la cifra ascienda una vez que se extraigan los cadáveres que aún yacen entre los restos del convoy.

Más de cincuenta personas, según el último recuento oficial, murieron en los cuatro ataques cometidos en tres trenes del metro y un autobús de dos pisos.

En King´s Cross, los usuarios volvían hoy a tomar el metro, tras reabrirse algunas líneas cerradas desde el jueves y en medio de una fuerte presencia policial.

"Tenemos a nuestros agentes dentro de la estación y hay más policías fuera. Estamos aquí por la seguridad, pero también para dar tranquilidad al público", afirmó el subcomisario de la Policía de Transporte Británica, Andy Trotter.

"Queremos que la gente se sienta tan segura como sea posible", insistió Trotter.

Familiares y amigos de los desaparecidos seguían a la espera de noticias en King´s Cross, en cuya entrada se apilaban ramos de flores y mensajes de condolencia en recuerdo de las víctimas.

Osama Hokelek pegó esta mañana un cartel con la foto de la estudiante turca Gamze Gunoral, de 24 años, quien no acudió el jueves a un colegio de Hammersmith (oeste de Londres), como tenía costumbre, y tampoco ha sido vista desde entonces.

"Hacemos lo que podemos para ayudar a su padres, que se encuentran en Turquía. Todo lo que sabemos es que ella salió de casa a las ocho de la mañana y debería haber cambiado de tren aquí (en King´s Cross). Es una persona maravillosa", dijo Hokelek.