Los padres de Lucía están rotos de dolor. Llevan toda la noche buscando a su hija, de tres años, y acaban de recibir la peor de las noticias: que la niña ha sido encontrada muerta en una vía de tren a tres kilómetros de donde la vieron por última vez. A las puertas de la oficina de turismo, la abuela de la niña llora sin consuelo, junto a familiares y amigos. Aquí todos ellos han estado toda la mañana recibiendo atención psicológica por los servicios sanitarios. Todos ellos han participado en la batidas para encontrar a Lucía. La familia vive en Alhaurín el Grande, pero habían venido a Pizarra para celebrar el día de los abuelos con la abuela paterna de la niña. Nadie se explica qué ha podido ocurrir. El de hoy es el dolor de un pueblo impotente y el de unos padres que se han quedado sin su única hija.