El jefe del órgano de apoyo de la Subdelegación de Defensa en Málaga, Ramón Gallarín, expuso ayer que uno de los pasos más difíciles en las misiones de la ONU y la UE en los países en conflictos es acostumbrar a la población civil a la paz y acabar con los sentimientos encontrados y el odio.
Gallarín ofreció en los cursos de verano de la Universidad de Málaga en Vélez la ponencia ´Contribución española a las misiones de la ONU y la UE´ en la que destacó la situación actual de Afganistán y Líbano.
En líneas generales, este experto militar informó de que España, como cualquier país, cumple el mandato de las Naciones Unidas restableciendo la paz y garantizando la seguridad allá donde actúa.
Acto seguido, se trabaja en la reconstrucción del país del conflicto, "donde hay un componente civil que desde mi parecer es lo más importante". Gallarín aseguró que acabar con la guerra es interesante, pero resulta muy difícil volver a la convivencia de quienes llevan enfrentándose durante décadas, en un conflicto enquistado.
España está presente en estos momentos en Afganistán, Líbano, Kosovo y Bosnia. "Cada país tiene unas características diferentes y aunque existen unas pautas aprendidas a seguir, cada misión sirve para adquirir experiencias".
Países complicados. Afganistán, desde su punto de vista, resulta uno de los países más complicados. "Lleva muchos años en guerra, muchos años armado", acentúa. Dice de Bosnia que se ve el final de la guerra después de muchos años de limpieza étnica, ya que se desarrolla un proceso de inclusión en la Unión Europea.
Sin embargo, más negro lo ve en el Líbano, y cree que el conflicto entre israelíes y palestinos "está enormemente enquistado".
La ONU ha cambiado el proceso de implantación de la paz a lo largo de los años. Explica Ramón Gallarín que en un principio las misiones se caracterizaban por ser puramente militares. Ahora, además de la parte militar, pesa mucho la misión social y de otra índole, que contribuyen a la reconstrucción cultural, económica y democrática de los países.
