La asociación de familiares de personas con enfermedad mental de la Costa del Sol (Afesol) ha celebrado este mes su décimo aniversario. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro, formada por familiares y personas con enfermedad mental, unidas para encontrar soluciones a los problemas de estos pacientes.

Según explica Teresa Muñoz, colaboradora, el fin es contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad mental y sus familias, reivindicar mejoras en la salud y apoyar a los familiares y a las personas con estas enfermedades en las relaciones con la administración.

La asociación es miembro de Feafes, la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental, y de la andaluza, y atiende a unas cuarenta personas mensualmente, explica Muñoz.

A través de sus programas, Afesol pretende favorecer la recuperación o adquisición del conjunto de habilidades y competencias personales y sociales necesarias para el funcionamiento en la comunidad como son la autonomía, normalización y calidad de vida mediante actividades de ocio y tiempo libre a lo largo del año. En Afesol se hacen excursiones semanales y todo tipo de talleres de crecimiento personal, señala la profesora Rosa García.

Afesol ofrece asesoramiento y apoyo a las familias que lo necesitan, así como atención psicológica con programas psicoeducativos, atención individualizada y unifamiliar, para que puedan enfrentarse a la vida y planificar el futuro, tanto de los afectados, como de toda la familia en conjunto.

Además, realizan jornadas informativas y de concienciación, y organiza el concurso de ´Poesía Costa del Sol´. Incluso tienen un grupo de teatro que se llama ´La Cometa´ y la asociación cuenta con una revista informativa sobre noticias y actividades que realizan.

Uno de sus asociados, David, enfermo de esquizofrenia, explica que le gustaría que hicieran un cortometraje de la vida en el centro para que así la gente tenga la oportunidad de ver que ellos son normales. Además quieren que la Junta tenga en cuenta que no se debería de cambiar cada nueve meses de monitora, ya que eso les afecta mucho emocionalmente. "Afesol es como nuestra segunda casa", resumió David.