Como cada sábado por la mañana, las camareras de la Hermandad Virgen del Carmen acudieron a cambiar las flores que adornan la imagen y a limpiar el altar. En plena tarea se percataron de que a la imagen le faltaban los cuatro anillos de su mano derecha. Asombradas, buscaron por las inmediaciones. No encontraron nada. Lo que sí hallaron fue la huella de un pie en el mantel de la credencia.

Presumiblemente, el autor del robo se subió encima de la mesa para arrancar los anillos de los dedos de la Virgen, que estaban anudados entre sí con un hilo de pescar, por lo que debió de utilizar un objeto cortante para hacerse con estas piezas de joyería. Por suerte, las extremidades no sufrieron ningún daño. La imagen ha sido restaurada este año y ha estado ausente durante varios meses de la parroquia de la localidad de Torre del Mar.

Lo más sorprendente es que el suceso ha ocurrido en pleno día durante esta pasada semana. No hay signos de haber forzado las cerraduras de acceso a la iglesia. Todo apunta a que el robo se cometió por la mañana, cuando las puertas del templo están abiertas a los feligreses. Aprovechando un momento de vacío se sustrajeron las cuatro sortijas de oro que la Virgen llevaba puestas. Las joyas son regalos anónimos de devotos de la patrona de los marineros.

Tampoco han sufrido daños la corona o el escapulario que el Niño lleva colgando de una de sus manos. Quien sustrajo los anillos sabía bien qué es lo que quería y cómo debía conseguirlo. Y no se detuvo en otras alhajas.

El suceso ha conmocionado tanto a la Hermandad de la Virgen del Carmen como a la propia parroquia torreña. No ya por el valor de las piezas sustraídas, sino por el hecho en sí de haber robado a la propia imagen sus cuatro sortijas en pleno día.

La Virgen del Carmen goza de un tremendo cariño y fervor por todos los habitantes del pueblo costero. Miles de devotos la acompañan cada año en la procesión marítimo-terrestre que se celebra cada 26 de julio, coincidiendo con la Feria de Torre del Mar en honor a San Joaquín y Santa Ana.

No se hablaba ayer domingo de otra cosa entre los indignados vecinos torreños. La gente se preguntaba, a la salida de las misas que se celebraron a lo largo del día y de la tarde en la iglesia de San Andrés Apóstol, quién había sido capaz de haber cometido ese sacrilegio.