"No quiero que mis hijos me vean así", comentaba ayer con resignación y amargura en sus palabras Juan Doña, un minusválido de 28 años de Ronda, que desde hace algunos días se ha visto forzado a tener que dormir en el interior de su coche en plena calle, y con temperaturas que por la noche bajan de los cero grados.

El drama de Juan se inició hace ahora siete años, cuando en un accidente de moto perdió una pierna. Trabajaba en una empresa de la construcción y debido a esta minusvalía tuvo que dejar su empleo y conformarse con la paga de 280 euros que percibe como pensión de discapacidad.

Recientemente, su esposa, Tamara González, de 24 años, también se ha quedado en paro y ante esta situación se han visto obligados a abandonar la vivienda de alquiler en la que vivían. Además, según asegura, las deudas que acumulan no les permiten buscar otro piso.

Incluso, esta pareja fue beneficiaria de una de las viviendas de protección oficial que se han construido en el Olivar de las Monjas, pero tuvieron que renunciar a ella debido a que no contaban con los cerca de 11.000 euros necesarios para la entrada.

"Nos quedamos en la calle y, afortunadamente, mi mujer y mis dos hijos, de siete y dos años y medio, fueron acogidos por mi suegra, pero yo no tengo dónde ir", relataba mientras se acomodaba en el asiento delantero para pasar la noche.

La delegación municipal de Asuntos Sociales, al conocer esta situación, le pagó una semana de pensión. "Pero este lunes me han retirado la ayuda y he tenido que volver a dormir en el coche" comentaba.

Además se queja del trato que está recibiendo su familia por parte del Ayuntamiento: "Nosotros sí que necesitados una vivienda social, pero no nos la dan; esto no se le hace ni a los perros", dijo con indignación.

Juan y Tamara no quieren vivir de la beneficencia, ya que lo que pretenden es que les den un trabajo y además una vivienda digna para poder enderezar de nuevo su vida. "No me importa llevar dos semanas comiendo bocadillos, lo que me importa es no poder pasar las Navidades con mi mujer y mis hijos", sentenció.

Pero a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Y es que, además de todo este cúmulo de adversidades, a Juan le puede venir dentro de pocos días otra mala noticia: debe varias letras del coche y ya le han anunciado que si no las paga le van a embargar su casa provisional de cuatro ruedas. Por ello, pide ayuda.