Miguel Morales (83 años) y Rosalía Álvarez (77) imaginaban su jubilación de forma tranquila en Rincón de la Victoria y con su piso completamente pagado, tras años de esfuerzo pero de manera inesperada se dieron cuenta de que estaban hipotecados.

Esta increíble historia empieza en el año 2006 cuando la constructora ´Promociones Marsó´ se interesa por adquirir dos edificios de dos plantas y dos casas, en una parcela de la avenida de la Candelaria, para construir un bloque de 33 viviendas.

"Nosotros no queríamos vender, pero el resto de vecinos (cinco en total) lo hicieron y nos sentimos presionados", asegura Morales. La constructora les prometía un piso a cambio del suyo en el nuevo bloque, sin ningún tipo de gasto. "Es más, nos ofrecían hasta 96.000 euros, ya que el nuevo tenía menos metros cuadrados", apunta, pasando de 90 a los 60 metros actuales.

Finalmente vendieron, "pero nosotros confiamos en el abogado de la constructora y el resto de vecinos se buscó los suyos", señala Álvarez. Tras estar un tiempo de alquiler, a cuenta de la constructora, se marchan a vivir al edificio Albaicín, en marzo de 2009.

Fue al llegarse al banco cuando se enteraron de la noticia: tenían una hipoteca de 120.000 euros.

Amparo López, sobrina de la pareja, se ha encargado de ayudar a sus tíos en esta complicada situación. "Tras la firma de la escritura se dice que esta vivienda es suya", apunta López, mientras enseña el documento.

"Todos los gastos e impuestos derivados del otorgamiento de esta escritura, incluyendo los notariales, y el Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos Urbanos, serán satisfechos por la entidad Promociones Marsó SL", lee su sobrina.

"Lo único que quiero es que tras tantos años trabajando estén tranquilos en su piso, que ya tenían pagado", apunta Amparo López, que visita periódicamente a sus familiares en esta céntrica calle del municipio rinconero. Y es que el matrimonio apenas llega a los novecientos euros mensuales con sus pensiones.

Los contactos con la constructora han sido tan constantes como infructuosos, por lo que han decidido recurrir a un abogado para solucionar el conflicto. "De hecho, la promesa de todo el dinero que les iban a pagar, al ser verbalmente, la damos ya por perdida –apunta López– pero lo que sí queremos es librarlos de la hipoteca".

David Corral, constructor de Promociones Marsó, confirmó a este diario efectivamente que sobre la vivienda pesa una hipoteca, "pero se ha puesto un plazo para cancelarla, que es enero del próximo año" y puntualiza que los pagos, que actualmente no se están efectuando, "se irán realizando con el dinero de la venta de las otras viviendas".