Lluvia, sol y frío; esas fueron las adversidades que tuvieron que soportar ayer los 7.000 marchadores y ciclistas que participaron en la XIV edición de los 101 kilómetros en 24 horas que un año más organizó el Tercio Alejandro Farnesio 4º de la Legión de Ronda y que está catalogada como una de las pruebas deportivas más duras y emocionantes de España.

Y es que un total de 3.000 corredores a pie, 2.800 ciclistas de montaña, 500 duatletas y 700 deportistas en equipo, se embarcaron en la aventura de recorrer, por caminos pedregosos, veredas, puentes, ríos y pronunciadas pendientes, los municipios malagueños de Ronda, Benaoján, Montejaque y Arriate, así como los gaditanos de Setenil de las Bodegas y Alcalá del Valle.

La prueba de los 101 kilómetros en 24 horas surgió en la ciudad del Tajo como consecuencia de la conmemoración del LXXV aniversario de la fundación de este cuerpo, en 1995, cuando el coronel del Tercio decidió organizar una prueba cívico-militar para acercar esta unidad militar a los ciudadanos de la Serranía con un lema: La Legión contra la droga.

Desde ese momento se convirtió en un referente deportivo para miles de aficionados no sólo de España, sino de diferentes países que acuden todos los años a Ronda para sumarse a lo que ya ha pasado a considerarse como una auténtica fiesta del deporte.

Y es que desde 1996 la prueba se ha venido celebrando el segundo domingo de mayo, excepto aquellos años en los que la Legión ha tenido que participar en misiones humanitarias en el extranjero, como en 2001 cuando fue desplazada a Kosovo; en 2004 con su presencia en Irak y en 2010 cuando se integró en el contingente de Afganistán.

«Pero este año hemos retomado el pulso y además con el mismo espíritu y éxito que el que tuvimos en ediciones anteriores», explicó ayer el comandante José Miguel Garcés, uno de los responsables de la carrera.

La ciudad del Tajo fue tomada literalmente desde la misma tarde del viernes por más de 20.000 personas, ya que además de los corredores se sumaron al ambiente deportivo sus familiares y bastantes curiosos llegados de todas partes, con la intención de ver salir a los deportistas, que para tomar fuerza degustaron una cena preparada por la Legión en la Alameda del Tajo, en la que la pasta fue el principal ingrediente. «Unos buenos macarrones o espaguetis te ayudan a coger energía y poder terminar bien el recorrido», indicó Yolanda Pérez, que se desplazó a Ronda desde Pontevedra con la única intención de participar en el evento.

Ayer por la mañana acceder a la ciudad deportiva era una tarea imposible debido a la expectación que levantó la salida. El campo de fútbol se vio repleto de corredores que untaban sus pies con todo tipo de ungüentos para prepararlos para el duro esfuerzo que tenían por delante.

Mientras, los ciclistas terminaban de poner aire a las gomas de sus bicicletas y algunos de ellos incluso decidieron vestirse de bandoleros para recorrer sobre el sillín la romántica Serranía.

Pero no todos podrán terminar la prueba. Muchos de ellos se quedarán en el camino, bien por averías en sus bicicletas o bien, en el caso de los marchadores, por que sus piernas o pies no soportarán el duro recorrido.

«Lo peor de todo llega durante la noche, cuando te ves solo en mitad del campo, a oscuras, con hambre y con frío; ahí es cuando piensan en abandonar e irte a casa. Si en ese momento te paras, ya puedes despedirte de llegar a la meta», matizó Miguel Perujo, un rondeño que ha corrido en nueve ocasiones y que ha conseguido completar la prueba en un tiempo de catorce horas y veinte minutos.

Verónica Quiguango, natural de Ecuador y soldado de una unidad de Transmisiones de Valencia, no pudo terminar la carrera hace dos años, «la pierna me falló», y por ello ayer volvió con el único objetivo de poder pasar bajo la pancarta de meta, «me cueste lo que me cueste», dijo. La misma ilusión que ella tenían las 7.000 almas que tomaron la salida.

Pasadas las 15.00 horas entró en la línea de meta el primer ciclista: el rondeño Antonio Guerrero que tardó 4 horas, 13 minutos y 36 segundo en hacer el recorrido. En marcha, el ganador fue Miguel Capo Soler, que tardó 8 horas y 19 minutos.