Málaga y muchos de sus pueblos vivieron el Carnaval el pasado fin de semana, con diversión al ritmo de las coplas de murgas y chirigotas, disfraces multicolores donde la imaginación y el ingenio salieron a las calles en forma de carrusel o cabalgata. La gente se expresa de mil formas, reivindica su posición, ridiculiza situaciones, homenajea a sus héroes, las calles se convierten en alegría, fantasía, multicolor y fiesta.

Pero, ¿y si el disfraz es de harina, almagra, tizne de las ollas y sartenes? Desde ayer a mañana domingo se celebra un ancestral carnaval en las Sierra de las Nieves a unos 50 kilómetros de la capital: El Carnaval de la Harina de Alozaina.

Los hombres y mujeres del pueblo llevan una bolsa o una talega como las antiguas de pan, pero con harina atada a la cintura y se van persiguiendo por las calles para enharinarse como a un boquerón antes de ir a la sartén. Esta es una forma antiquísima de cortejo entre hombres y mujeres durante el carnaval y que hoy es el eje fundamental de esta divertida fiesta de Alozaina, que fue denominada Fiesta de Interés Turístico Provincial por la Diputación de Málaga en 2010. Un carnaval único en el mundo, donde se usa la harina para disfrazarse, divertirse, hacer amigos…

El origen estaría a finales del siglo XV (1490-1500). La tradición cuenta que esta forma de celebrar el carnaval viene de la reconquista de la Villa de Alozaina. Cuando los árabes vivían allí, cultivaban sus campos con regadío, pero una vez en manos cristianas se volvió a sembrar de cereales. El campo estaba tan fértil que hubo una superproducción y, por tanto, de harina, que se comenzó a usar para el disfraz y el cortejo en el carnaval de toda la zona.

Existen manifestaciones parecidas en Galicia y en Ibi (Alicante) llamadas Els Enfarinats (enharinados), así como en pueblos de Castilla-León, lo que da a entender que es una tradición de origen castellano.

Cambios. Esta tradición se ha mantenido fiel durante los siglos en Alozaina, aunque en algunos momentos la harina se cambió por la almagra -tizne procedente de las sartenes y ollas- así como del hollín de las chimeneas o incluso el azulillo de la ropa en años de penuria.

El Carnaval de la Harina de Alozaina conserva el significado sociológico y antropológico que cualquier fiesta de carnaval, pero con matices como el cortejo amoroso usando la harina como medio. Antiguamente, un hombre enharinaba a una mujer y al contrario, para declarar su interés. La harina hacía de acercamiento entre ambos y permitían uno y a otro tocarse la cara. Así se producían nuevas parejas y también se rompían otras muchas. Don Carnal sin duda alguna hacía de las suyas.

Cantes y bailes. El Carnaval de la Harina se celebraba durante los 40 días antes de la Cuaresma con bailes y cantes propios, siempre con el objeto de conquistar el amor de otra persona, ya que facilitaban la declaración de amor entre miradas cruzadas y danzas en las denominadas Coplas del Responder. Estas canciones eran declaraciones de amor, donde una estrofa era cantada por el conquistador o conquistadora, haciendo alusión a otra persona. Ésta tenía que responder eligiendo una de las estrofas de las coplas, en afirmativo o en negativo. Estos cantes y bailes se celebraban en una rueda, con juegos, o en los llamados «mederos o columpios» que, se hacían en febrero en los patios.

Una de las tonás que más ha transcendido es esta: «Carnaval, carnaval, tú te vienes tú te vas y hasta el año venidero sabe Dios quién te verá…».

Canciones y bailes como «La Jeringosa», «La Yegua Moza», «El Jardín de la alegría» o «La Tarara» eran algunas de las coplas que conformaban el cortejo del Carnaval de Alozaina. Hoy se corteja de otra manera, pero la esencia festiva de este carnaval se conserva.