Arriate es una localidad de algo más de 4.000 habitantes cuya tranquilidad fue mermada el pasado 19 de enero con la desaparición de María Esther, de 13 años. Tras una llamada de alerta, rápidamente bomberos y demás fuerzas de seguridad se pusieron en marcha y en apenas unas horas efectivos del parque de Ronda encontraron el cuerpo de la joven. Su jefe de brigada, Sergio López, recuerda con todo detalle los intensos momentos que se vivieron en aquel operativo. Ayer, el trabajo desarrollado por él y su equipo fue reconocido en el día de San Juan de Dios, patrón de este cuerpo de seguridad. «Había ya anochecido y nos tocó una zona de chalet, allí en la caseta de una depuradora al asomarme vi el cuerpo de la joven. Fueron horas muy intensas y se unen muchos sentimientos», recuerda López.

La satisfacción del trabajo bien hecho con la impotencia de no poder luchar contra el fuego. Es la sensación que en muchas de sus intervenciones experimentan los más de 250 bomberos que trabajan a diario en el Consorcio Provincial de Bomberos y que ayer celebraron su festividad en el Parque de Antequera. Así lo recuerda también Patricia Martínez, del parque de la Axarquía, que el pasado 26 de junio consiguió rescatar de una vivienda a una madre y a su hijo. Sin embargo, otras tres personas fallecieron en el incendio. «Aquello fue muy duro, son sentimientos encontrados».

Actualmente, hay en la provincia 14 parques y retenes de bomberos. Los cuatro centrales, de Antequera, Coín, Ronda y Vélez Málaga, se coordinan en sucesos de mayor magnitud como el incendio que azotó la sierra de Mijas el pasado verano y que necesitó de casi cien efectivos. «Fueron 24 horas sin pausa, con 300 evacuados» detalla el jefe de zona de Guadalhorce, Alfonso Paradas, también reconocido.

En el pasado 2011, los efectivos del consorcio realizaron 2.981 intervenciones. Así, ayer se reconoció también la labor desarrollada por los bomberos del Parque de Antequera en el accidente en el que falleció una mujer tras caer su coche al río Guadalhorce. Los efectivos se tiraron al agua y rescataron el cuerpo pero nada pudieron hacer por su vida. La de ayer fue na jornada festiva en la que no sonaron sirenas sino aplausos de reconocimiento a estos héroes anónimos.