Sonia Ocaña, edil de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de la localidad serrana de Cortes de la Frontera, abandonó ayer por la mañana las siglas de esta formación, pasando al grupo no adscrito.

Una decisión que basó en «la falta de interés de la dirección provincial en la situación política que se ha creado en el municipio», que ha sido noticia en los últimos meses por el delicado estado de sus arcas municipales y los continuos vaivenes de su alcalde, el andalucista Antonio Granero, amenazado de expulsión por su formación «por pérdida de confianza por presuntas irregularidades».

Ocaña ha denunciado que la dirección provincial de IU le propuso «apoyar al PSOE», en la oposición después de 24 años de gobierno, «y no al alcalde», diciéndole «que éste era un corrupto» y que tienen «mayor afinidad política con los socialistas», dijo.

José Antonio Castro, coordinador provincial de IU, consideró que la decisión de Ocaña de abandonar el partido «es la más coherente, ya que a partir de ahora hablará en su nombre y no bajo nuestras siglas. Siempre hemos pedido a nuestros dos concejales en Cortes que se fueran a la oposición», concluyó.

La situación ahora en el municipio es la de un equipo de gobierno en minoría compuesto por cuatro ediles andalucistas y la citada Sonia Ocaña, no adscrita, frente a cuatro socialistas, Manuel Carrasco (IU) y Antonio Guerrero (PA), que podrían presentar una moción de censura.