Su prodigiosa garganta y personalidad arrolladora han dejado una huella indisoluble no sólo en las páginas que escriben la historia de su tierra natal, sino también en la memoria de sus vecinos. Por eso, el Ayuntamiento de Coín no ha tenido dudas a la hora de rescatar la figura de su mayor embajadora, la cantaora Jimena de Coín, para convertirla en protagonista absoluta de la edición de la Feria del Libro, que celebra dicho municipio durante toda esta semana.

Artista de rompe y rasga, la vida de Fuensanta Jiménez González, conocida popularmente como Jimena de Coín, fue la de una «mujer adelantada a su tiempo», explica su nieta María José Macías. Nacida en 1911 en la aldea coineña de Cortijo Benítez, descubrió siendo una niña su talento, para el que siempre sacaba hueco mientras ayudaba a sus diez hermanos en las faenas del campo para sacar adelante a su familia. Una pasión a la que nunca llegó a dedicarse profesionalmente por su condición humilde y por los convencionalismos de la época, en unos años 20 en los que «no estaba bien visto que una mujer fuera artista».

Cantaora autodidacta, interpretaba como nadie los fandangos y seguiriyas, siempre acompañada del guitarrista Juan Gallardo, con quien recorrió toda España junto con los coros y danzas del grupo de folclore Estoraque de Coín. Una de sus actuaciones más inolvidables fue la que tuvo lugar en 1962 en el Teatro Cervantes, donde «La Jimena» dejó patente una vez más su carácter. «Salió al escenario y agarró el micrófono y dijo «Esto no lo quiero yo pa ná» y empezó a cantar a capella, haciendo que todo el público se pusiera de pie», recuerda Macías. A ello se sumaba su presencia en las verbenas y fiestas con fines solidarios del pueblo, en las que La Jimena actuaba de manera siempre desinteresada con tal de ayudar a sus vecinos. Tras apartarse del cante a los 70 años, la voz de la Jimena se apagó para siempre en 2005, a los 94 años de edad.