Una bodega subterránea en pleno casco histórico de Ronda con entre mil y dos mil años de antigüedad. Ése es el hallazgo que hacían público ayer el gerente del Centro de Interpretación del Vino, Sergio Flores, y la delegada de Turismo del Consistorio rondeño, la andalucista Isabel María Barriga.

Si hay un sector en la ciudad que ha experimentado un notable crecimiento en la ciudad es el vitivinícola. No en vano, en los últimos años las condiciones climáticas y la altura de la ciudad han propiciado la creación de hasta veintitrés bodegas en el término municipal, y la producción y venta de vinos, fundamentalmente tintos, se ha disparado.

El proyecto del Centro de Interpretación del Vino, situado en la céntrica calle González Campos, comenzó hace seis años y según su gerente, «se ha convertido en una de las cincuenta bodegas dedicadas al tinto con más visitas de todo el país, unas 100.000 anuales».

Se trata de un lugar lleno de encanto situado en la parte trasera de la Casa del Gigante, un pequeño palacio construido entre finales del Siglo XIII y comienzos del XIV, durante la etapa de dominación musulmana. Sergio Flores matizó que «hasta los setenta, las bodegas urbanas eran muy comunes en la ciudad, pero con el paso del tiempo sólo ha quedado ésta».

Cuenta con doce salas temáticas, sala de catas y una amplia actividad durante todo el año, como la Pisada de la Uva, una tradición antigua que se recuperó hace ahora seis años y que volverá a recrear este proceso para extraer el mosto coincidiendo con la Feria y Fiestas de Pedro Romero.

Hace alrededor de un año y debido a rumores de la existencia de una antigua bodega subterránea, comenzaron los trabajos para profundizar en los cimientos de la casa y localizar este espacio. Hoy esta bodega ya es una realidad y ayer se presentó en la Ciudad del Tajo. «Ha sido una tarea muy laboriosa, pero hemos conseguido lo que pretendíamos e incorporar este espacio a la amplia oferta turística que ofrece Ronda», argumentaba Flores.

El arqueólogo José Manuel Castaño está realizando un estudio para datar su fecha exacta, «aunque estamos seguros de que tienen más de mil años de antigüedad», explicó Sergio Flores.

No es su única peculiaridad, ya que su privilegiada ubicación hace que en su interior se registre una temperatura de entre 12 y 14 grados en época estival.

Por su parte, la concejala de Turismo Isabel María Barriga agradeció «el trabajo de empresarios valientes como Sergio Flores, que ha invertido ya en esta bodega casi un millón de euros».