Los vecinos del barrio de las Flores del municipio de Campillos se despertaron ayer sin dar crédito a lo que estaba pasando en el pueblo. Pasadas las 9.00 horas, la Guardia Civil y la Policía Local tenían acordonado el número 29 de la calle Los Claveles, vivienda en la que minutos antes habían sido hallados los cadáveres de Diego G. P y su hija. Una veintena de vecinos se arremolinaron en torno a la casa consternados, sin apenas creer lo que estaban viendo, mientras otros intentaban consolar a los familiares que se acercaban hasta la vivienda, donde en algunos casos tuvieron que ser atendidos por psicólogos de los servicios de emergencias 112.

A pesar del episodio de violencia de género por el que Diego fue condenado, en el entorno del fallecido hablaban de una separación de mutuo acuerdo y de que aparentemente no había sido traumática. «No entiendo cómo ha podido pasar. Era un hombre muy tranquilo que nunca había dado un problema», dijo un vecino de la misma calle. «Pero si a veces no levantaba la cabeza ni daba una voz más alta que otra por no molestar», continuó una vecina en el mismo corrillo en el que también participaba una tía del fallecido: «Era incapaz de matar a una mosca».

Además de su carácter tranquilo, en el pueblo también destacan cómo Diego se encontraba muy unido a su hija. De hecho, algunos creen que el hecho de tener que volver a despedirse de la niña y asumir de nuevo que pasarían semanas hasta un nuevo encuentro pudo ser el detonante. «Igual ha sido eso. Dios sabe lo que ha podido pasar por su cabeza en ese momento» apuntó otra familiar del fallecido.

Por su parte, el Ayuntamiento de Campillos anunció dos días de luto oficial por el tráfico episodio. Tras conocer la noticia, la Junta de Portavoces del Consistorio mantuvo una reunión urgente y extraordinaria en la que se acordó esta medida por la que las banderas del Consistorio ondearán a media asta. El alcalde del municipio, Jesús Galeote, que acababa de regresar de la inauguración de una nueva casa de oficios, no se explicaba como había ocurrido este trágico suceso en «una familia muy buena», que siempre han mantenido una excelente convivencia con sus vecinos. «Es espeluznante lo que ha sucedido, no se lo esperaba nadie. Vemos que desgraciadamente estas cosas pasan en otros puntos de la geografía española, pero uno nunca espera que en un pueblo tan tranquilo como el nuestro ocurran estas cosas» manifestó ante los medios de comunicación. Para Galeote, la única explicación posible son «las circunstancias puntuales» que llevaron a la separación de Diego y su esposa, y al tener que volver a despedirse de su hija: «Nadie podía pensar en este desenlace».