Las flores, los volantes, los lunares inundaban las calles del centro de Coín desde primera horas de la mañana para comenzar el camino que lleva a los peregrinos desde el municipio hasta la ermita de la Virgen de la Fuensanta. Miles de vecinos de Coín, que ayer y hoy celebra su romería, muestra su devoción a la patrona un año más.

El colorido y la alegría fueron los principales protagonistas de la jornada, que estuvo acompañada de un tiempo entre soleado y nublado, pero con un calor tenue, que permitió a los peregrinos tener un agradable camino hasta la ermita. Un año más, los vecinos del pueblo hicieron muestra de su devoción engalanados con trajes de romero y romera, y brindaron a la patrona, en la celebración de su romería, un sin fin de cantes y bailes desde primera hora.

Más de medio centenar de carretas formaban el cortejo que como cada año, está encabezado por la Hermandad de la Virgen de la Fuensanta seguida de las numerosas peñas romeras. Al ritmo marcado por los bueyes, los carruajes dibujaban un camino sembrado de colores y festividad para homenajear un año más a la alcaldesa perpetua de Coín.

Desde el punto de partida, en la plaza Alameda hasta el Llano de las Marías donde se ubica la ermita de la Virgen de la Fuensanta, pasaron más de cuatro horas de peregrinaje. Pero, a mitad del camino, los romeros se refrescaron del calor y el cansancio con el agua del río Pereila, donde tradicionalmente los veteranos bautizan a las personas que acuden por primera vez a esta fiesta.

Como María Santaella, quien por primera vez acude a la romería de Coín cargada de ilusión y orgullosa de haber sido invitada por sus amigos, Clara y Juan, quienes se encargaron de bautizar a María. «Me siento orgullosa de la acogida que me han brindado los peregrinos, y el bautizo me hacía especial ilusión por lo que representa para los coineños; ahora, formo parte de ellos», afirmó María.

Pero no solo hay españoles en esta cita, también los numerosos extranjeros residentes en Coín toman parte de la fiesta, que para algunos es muy suya. Richard West, que lleva unos 15 años residiendo en la localidad, acude cada año a hacer el camino con sus amigos coineños, y totalmente integrado en la fiesta, canta y baila como el que ha vivido esta fiesta desde pequeño. «Para mí es mi patrona, y siento esta fiesta como si me hubiera criado viviéndola. Seguiré viniendo mientras el cuerpo me deje», señaló West.

Una vez que los peregrinos llegaron a la ermita sobre las tres de la tarde, pasaron por el santuario para visitar a la patrona como muestra de devoción. Posteriormente las peñas de romeros vivieron la fiesta en sus casetas que cercan el llano de Las Marías, una celebración que solamente se interrumpió por la solemnidad de la eucaristía en honor a la Virgen de la Fuensanta y su recorrido por el llano.

La fiesta continuó durante toda la noche hasta altas horas de la madrugada. Hoy domingo, los romeros regresan con su patrona a Coín, donde llegarán cerca de la medianoche tras el camino de vuelta. A las cinco de la tarde el cortejo partirá desde la ermita hasta el templo de San Juan donde permanecerá durante el resto del año. La venerada imagen ha estado durante un mes en su santuario como es tradición, para volver hoy a la iglesia donde permanecerá hasta el próximo mayo.