La desaparición de Carolina Ibargoyen pilló a todos por sorpresa. Cuando su madre fue a buscarla y no la encontró en la cama, la mañana del martes antes para acudir al colegio, nunca pudo imaginar que su niña había escapado de casa en busca de «una vida mejor».

Los padres de Carolina, Laura y Sebastián, afirman que ha sido una situación que jamás hubieran imaginado que les pudiera suceder, ya que su niña nunca ha dado ningún tipo de señal que les pudiera llevar a pensar que tuviera algún problema o la necesidad de huir de casa.

«No lo esperábamos», aseguran sus padres y familiares. Su familia lleva 11 años viviendo en Alhaurín el Grande y la niña está perfectamente integrada. Su madre, ama de casa, cuida de los tres hijos de la familia, una pequeña de nueve años, Carolina de 11 años, y otro chico de 16 años.

En todo momento, la madre asegura que Carolina «no es rebelde, es muy tranquila y le gustaba estar en casa», de ahí, que su personalidad le haga enfrentarse a la idea de que alguien adulto haya podido instigar a la pequeña a llevar a cabo la escapada.

De hecho, tal y como cuentan sus padres y algunos familiares que colaboraron en la búsqueda, a Carolina no le gustaba salir sola, y «siempre iba acompañada de sus padres, tíos o abuelos», cuentan. Su padre, Sebastián, que trabaja en una empresa de multiservicios, insiste: «No ha sucedido nada que nos hiciera tener sospecha de que Carolina pudiera hacer ésto».

Del mismo modo, en el en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Jorge Guillén, en el que la pequeña estudia quinto curso de Primaria, nadie se explica cómo ha podido escapar de casa.

Fuentes cercanas al centro aseguraron que la niña tiene un buen expediente y que lo mantiene con regularidad; por ello, su rendimiento académico no ha permitido dar ninguna pista sobre las razones de su fuga.

De hecho, es «una niña normal, de la que nunca habríamos podido imaginar ésto. Estamos muy sorprendidos», indicaron fuentes del centro educativo, que se felicitaron porque haya aparecido sana y salva.