Fuente de Piedra, de apenas 2.000 habitantes, se ha convertido hoy durante unas horas en "la mayor escuela de formación, sensibilización y divulgación medioambiental" gracias a los 400 voluntarios y expertos que han anillado 600 pollos de flamenco en su Reserva Natural.

El científico del instituto de Doñana del Centro Superior de Investigaciones Científicas Ramón Soriguer, quien esta mañana ha formado parte del grupo, describe así un ambiente que combina la pasión por el medio ambiente de estudiantes de biología y colaboradores en proyectos universitarios, quienes trabajaron mano a mano con especialistas llegados de lugares tan dispares como Francia o Inglaterra en la captura de unos 1.800 ejemplares para su estudio.

El proceso comenzó sobre las cinco y cuarto de la madrugada cuando el dispositivo, coordinado por el director conservador de la Laguna, Manuel Rendón, inició el cercado de parte de los 20.278 pollos de flamenco engendrados en este gigantesco nido rosa.

Después, en seis equipos, los integrantes del dispositivo fueron portando los pollos de un gigantesco corral montado para la ocasión en el centro mismo del humedal a sendas mesas de laboratorio improvisadas donde el pico, el ala y el torso de las aves han sido medidos a la par que se les ha sacado sangre y se las ha pesado para devolverlas de nuevo en libertad.

"El número de parejas de flamenco que acoge la laguna este año es histórico gracias, en gran medida, a las óptimas condiciones hídricas en las que se encuentra este espacio natural y el resto de los humedales andaluces", ha señalado el delegado territorial de la Consejería de Medio Ambiente en Málaga, Javier Carnero, que ha trabajado como un voluntario más.

Aunque predominan los flamencos, el delegado ha explicado que "se ha constatado la reproducción de 23 especies acuáticas, ocho más que el promedio de los últimos doce años", entre las cuales se ha constatado el nacimiento de dos pollos de flamenco enano, predominante en África y Asia.

En total, 24.000 parejas han puesto sus ojos en la laguna que vuelve a albergar la mayor concentración en una colonia de reproducción después de que la sequía del año pasado privara a los estudiosos de la posibilidad de instalar las anillas de metal y pvc con las que seguirán a los ejemplares por el mundo.

La anilla más importante es esta última precisamente porque su tamaño permite a los observadores avistar a las aves y localizarlas incluso a dos kilómetros, como ha argumentado Soriguer, quien usa este tipo de marcado avícola para estudiar el devenir de enfermedades emergentes que se pueden propagar a otros países por las frecuencias migratorias de estas aves.

Pero, además, estos estudios posibilitan recopilar detalles sobre la dispersión de la población, su supervivencia y el uso que las aves hacen de la Red de Humedales Andaluces, junto otras especies como las buceadoras (el 32 % del total registrado en Fuente de Piedra), el somormujo lavanco, el zampullín común, el porrón europeo, el zampullín cuellinegro, el pato colorado y la escasa malvasía cabeciblanca que está en peligro de extinción.

Rendón sitúa en los 1.300 kilómetros el recorrido máximo que puede realizar en un solo día una de estas aves de Fuente de Piedra, a las cuales se les ha llegado a avistar a 3.000 kilómetros de distancia en algún caso, concretamente en la Isla de Cabo Verde, en Senegal.

Tras cinco horas de trabajo y asistir a un espectacular amanecer, todas las aves fueron devueltas a sus 'madres' para continuar con las semanas previas de desarrollo antes de que puedan emprender el vuelo con su particular DNI bien sujeto a la tibias izquierda y derecha respectivamente.

La magia de la reproducción de la vistosa ave rosa se vuelve a repetir justo cincuenta años después de que se constatara por primera vez que este lugar es un gigantesco nido blanco y rosado para estas exóticas palmípedas.