­La investigación llevada a cabo en Cañete la Real por el equipo de Andrés Fernández ha revelado la existencia de once cadáveres en la primera de las fosas comunes exhumadas hasta el momento en el cementerio, donde está documentado, con testimonios orales y escritos, el asesinato y posterior enterramiento de 64 personas, todas ellas vejadas y aniquiladas por las tropas de Franco después de la conquista del municipio y el fin de la resistencia.

Los cuerpos, cubiertos de cal, fueron localizados en una tumba anónima de 10 metros de largo por 1 de ancho. Según el estudio antropométrico completado por los investigadores, se trata de víctimas varones con edades comprendidas entre los 18 y los 55 años.

Los trabajos, que han contado con el respaldo financiero de la Junta y la colaboración del Ayuntamiento, han permitido aventurar también el perfil de los fallecidos, que se corresponde en su conjunto con el de campesinos y obreros fusilados entre el 14 de septiembre de 1936 ­­-fecha de la entrada del bando nacional- y octubre de 1937.

El arqueólogo Andrés Fernández, que también lideró, entre otras, las exhumaciones del cementerio de San Rafael, Teba o Alfarnatejo, advierte de la dificultad que han revestido los trabajos. Especialmente, por el uso de la cal, que justifica en la existencia de un yacimiento anejo, y por los enterramientos sucesivos en el mismo punto, todos igualmente sin reseñar, que hicieron que los cuerpos se vieran mezclados y en muchos casos con restos superpuestos procedentes de otros nichos. La presencia de ataúdes posteriores explica en gran parte el estado en el que se encuentra la fosa y, sobre todo, los cadáveres de los represaliados, que presentan fracturas. Incluso se ha computado tres proyectiles alojados en el cráneo del más joven de los asesinados.

La ampliación del cementerio, y el subsiguiente aprovechamiento del espacio, está detrás también de la dificultad de proseguir con las catas. De acuerdo con los archivos consultados por las asociaciones de familiares de Málaga y Antequera, son 48 personas, todas ellas referenciadas con nombres y apellidos, las que están sepultadas en el camposanto. Además, los testimonios aluden a otras 16, cuya ubicación no está todavía comprobada. En total, 64 víctimas. Una cifra a la que se agregan también otra treintena de prisioneros del pueblo ejecutados en el cementerio de San Rafael de Málaga. A pesar de la complejidad, la voluntad del equipo técnico, al igual que la del departamento de Memoria Democrática de la Junta, cuyo director general, Luis Naranjo, estuvo ayer presente en la evaluación de los trabajos, es continuar con la investigación, de la que están pendientes varias decenas de hogares. El representante autonómico, acompañado por el delegado provincial del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, puso como ejemplo a Cañete la Real de lo que considera un ayuntamiento comprometido con el cumplimiento de la ley y el resarcimiento de las víctimas de la dictadura y de la Guerra Civil. Por su parte, la alcaldesa del municipio, Josefa Jurado, aseguró que los once cuerpos requerían «su cachito de dignidad y de democracia».