La provincia de Málaga cuenta con unas 130.000 hectáreas de olivar, concentradas fundamentalmente en la zona norte. Un sector, que el pasado año alcanzó una facturación de 184 millones de euros, y cuyos agricultores están ahora en vilo ante a una bacteria que puede afectar al olivo y que está causando estragos en Italia. Se trata de la Xylella fastidiosa bautizada por algunos como el ébola del olivo.

A pesar de ello, es una enfermedad que no sólo afecta al olivar, sino que también puede dañar a viñedos, cafetos, cerezos, melocotoneros o almendros, así como plantas ornamentales y árboles de sombra.

La Xilella fastidiosa tiene su origen en América del Sur, llegando a Europa en octubre de 2013, cuando la Agencia Europea de Protección de las Plantas estableció la cuarentena.

Así, según manifestó a La Opinión de Málaga, la investigadora del Instituto de Agricultura Sostenible del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Córdoba, Blanca Landa, en Italia se habla ya de unas 15.000 hectáreas de olivo afectadas, investigadas por expertos del Consejo Nacional de Investigación de Italia (CNR), que trabajan de la mano con Andalucía.

«La hipótesis es que ha podido ser introducida por material ornamental que no accedió al país con rigor o cuya infección ha pasado desapercibida», explica Blanca Landa.

«La cepa que está presente en Italia es una variante nueva, no se conoce el potencial que tiene de saltar a otros cultivos típicos del Mediterráneo. Se han hecho estudios en naranjos y viñedos y no se han detectado, pero no quiere decir que no tenga el potencial de saltar», subraya Landa.

La bacteria se transmite a través de insectos vectores: «pican y se alimentan de diversas plantas, adquieren la bacteria y luego la transmiten a otras plantas».

Por el momento no hay cura. Landa afirma que en Estados Unidos se han desarrollado investigaciones para combatir la bacteria desde hace cien años sin que hayan encontrado solución alguna para los arboles infectados.

Por ello, la mejor medida de control fitosanitario es extremar las precauciones en el comercio del material vegetal sensible y el control del insecto vector, principalmente las cigarras o las chicharras. Esa es precisamente la vigilancia que esta ejerciendo la Junta de Andalucía, sobre todo en viveros productores de las especies sensibles y explotaciones de olivar. Vigilancia obligada desde la Comisión Europea, a través de la Decisión 2014/497/UE de 23 de julio.

En caso de que la bacteria entre en el país la mejor recomendación es cortar por lo sano y erradicar los arboles infectados. El diagnóstico a simple vista es casi imposible. La detección precoz es la principal baza de Sanidad Vegetal para atajar el problema, mediante controles en laboratorios.

La Administración andaluza insiste en que no existe el riesgo cero pero esperan que el control sea efectivo. Si entra la bacteria, la Junta prevé concentrarse en la identificación y diagnóstico del patógeno. Su propagación depende de la cepa, pero «su entrada es un riesgo para cualquier cultivo agrícola y forestal de interés», insiste Landa. A pesar de ello aún no hay nada que temer porque no hay presencia de la bacteria en España.