­La mujer que trabajó el 11 de marzo de 2013 como cartera en Riogordo, y a la que el fiscal acusa de tirar a la basura 241 sobres que debía repartir, dijo ayer que no se explica «cómo pudieron llegar allí». Es más, señaló que ella era llamada de forma eventual para actuar en ese puesto tanto en ese pueblo como en Colmenar, y precisó que necesitaba el trabajo. «Yo soy la que más ha perdido», añadió, porque no la han llamado más.

Eso sí, reconoció que pasó por la carretera, justo a la salida del pueblo, en la que están los contenedores donde un empleado de la Mancomunidad de Municipios de la Axarquía encontró los sobres en bolsas de basura en el contenedor. Atravesó la vía en coche cuando acabó su jornada laboral, en torno a las 14.00 horas de la tarde, porque precisamente debía hacerlo para salir del pueblo en coche. Así, negó ser la autora del delito de infidelidad en la custodia de documentos por el que la Fiscalía le pide tres años de prisión y cinco de inhabilitación para empleo público. Aseguró que ella repartió las cartas.

La mujer explicó que, durante su jornada laboral, cumplió con sus obligaciones, que repartió en primer lugar los certificados, luego las citas médicas y más tarde las cartas que creía podían llevar más tiempo en la oficina.

Muy nerviosa durante el interrogatorio, el fiscal y la abogada del Estado se esforzaron por demostrar que mentía, especialmente la segunda, más empeñada en probar que la encausada no cumplió su horario que en desentrañar lo ocurrido la mañana de autos.

La defensa solicitó la libre absolución de la mujer y destacó que su patrocinada nunca ha querido llegar a un acuerdo para obtener una rebaja de la pena y no entrar en la cárcel, fundamentalmente porque es inocente y trata de demostrarlo. La mujer fue contratada por Correos para prestar sus servicios en Riogordo sólo ese día, aunque la habían llamado más veces. La acusada ha reconocido que el encargado de la oficina le entregó una caja con las cartas. Su defensora señaló que nadie la vio tirar las cartas a la basura y que en las bolsas no se recogieron huellas para cotejarlas con las de su cliente, por lo que no hay prueba de cargo alguna.