Sus características rayas lo delatan en agua dulce. Las administraciones llevan catorce años lidiando con el mejillón cebra, procedente del Mar Negro, cuya presencia genera un gasto continuo que supera los veinte millones de euros en zonas como la cuenca del Ebro. Este molusco fue descubierto en octubre del pasado año en Málaga, concretamente en el pantano del Conde del Guadalhorce, extendiéndose hasta Guadalteba y al embalse de la Encantada. Para evitar su propagación, la Junta de Andalucía ha puesto en marcha un plan de choque dotado con 750.000 euros.

Se trata de una especie invasora, carente de depredadores, cuya extinción es una utopía. Este molusco tiene en vilo a los agricultores, ecologistas, pescadores o a empresas como Emasa. Y es que el mejillón cebra se adhiere a tuberías, desagües, compuertas o redes de riego impidiendo la salida del agua y provocando importantes daños económicos en infraestructuras e instalaciones.

Los sectores implicados buscan una salida para el control adecuado de la plaga. De hecho, según exponen fuentes de la empresa Tragsatec, del Grupo Tragsa, que ofrece asistencia técnica y apoyo a la administración para la inspección del molusco, «el único modo de erradicar el mejillón cebra sería vaciar los embalses y esperar unos diez días a que murieran», lo que conllevaría dejar sin agua a cientos de personas y paralizar la generación de energía eléctrica.

El mejillón cebra no sólo provoca daños materiales sino que también afecta a especies autóctonas como los cangrejos u otros invertebrados a los que les arrebata su alimento, según informa el director del Aula del Mar, Juan Jesús Martín. Además, se trata de una especie no comestible.

El aspecto positivo de este problema es que la mayor parte del número de ejemplares que se encuentran en los pantanos malagueños son larvas, por lo que, según expone el responsable del sistema de explotación del Guadalhorce-Limonero, Oscar Lorente, su control será más sencillo.

A pesar de ello, la evolución del número de las larvas crece a pasos agigantados lo que se traducirá en un mayor número de mejillones en unos ocho meses, teniendo presente que cada hembra adulta pone un millón de huevos anuales.

La Junta trabaja conjuntamente con Tragsatec y los sectores afectados en la definición técnico- económica del sistema óptimo de control de las larvas, ya que las dispares condiciones meteorológicas de las zonas afectadas no permiten utilizar métodos similares.

En Europa y parte de la geografía española se han aplicado métodos como la instalación de filtros para evitar el paso de larvas; o sobrecalentado el agua con radiación ultravioleta o sustancias oxidantes. Los expertos, tras inspeccionar el fondo de los pantanos y valorar la plaga, procederán a la aplicación de los métodos físicos o químicos adecuados.